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Víctor Cheretski

El gasto militar se cuadruplica

El hombre fuerte del régimen kremliniano, el viceprimer ministro y ministro de Finanzas, Alexéy Kudrin, ha declarado en una rueda de prensa en Moscú que el presupuesto del Estado para el año 2002 ya está elaborado y refleja las indicaciones del mismo presidente, Vladímir Putin. El superministro expuso los principales puntos de este documento, entre los cuales se destaca el aumento en cuatro veces de los gastos militares.

"Tenemos una constante amenaza contra la estabilidad del país en el sur y en el este. Así que los defensores de la patria deben tener un salario digno". Así justificó Kudrin el incremento de estos gastos. Hasta desveló una de las cifras concretas. El importe destinado a la "reforma militar" será de 16.000 millones de rublos (552 millones de dólares).

Mientras tanto, las verdaderas cifras del presupuesto militar siempre han sido un tema tabú y un gran secreto del Estado. Los tiempos de "glastnost" (transparencia informativa) de Gorbachov y del "liberalismo" de Yeltsin no mejoraron la situación. Rusia sigue con el secretismo. Así que los 552 millones de dólares es lo que se destina a pagar subsidios a los militares retirados en el curso de la "reforma militar".

Por supuesto, el mismo ministro comprende que justificar el enorme aumento del presupuesto bélico sólo por la mejora salarial es ridículo, en especial cuando se habla de reducir el próximo año el número de efectivos. Por eso ha tenido que confesar, confuso, ante la prensa que "una parte del presupuesto será destinada a la compra de nuevos tipos de armas". Un gasto que suscita poco entusiasmo en un país hundido en una profunda crisis económica y social.

Al parecer, asustado por sus propias revelaciones, ha tenido que añadir la frase siguiente: "Los gastos militares son considerables, pero no superan el presupuesto que el Estado dedica a la política social, a los salarios de funcionarios públicos, las pensiones, la educación, sanidad, cultura, ciencia, etc. "

No se sabe qué fines propagandísticos perseguía la torpe frase del ministro, porque la única conclusión que han sacado los analistas es que los gastos militares constituyen la mitad del presupuesto general ruso. A esto podemos añadir que las investigaciones en el campo de nuevos armamentos –por cierto, intensificados en los últimos meses– nunca han sido financiados con el presupuesto del ministerio de Defensa, sino siempre se han considerado como gastos "científicos". Así que podemos constatar, con toda seguridad, que los gastos militares se "comerán" en el año 2002 más de la mitad del presupuesto ruso.

Se sabe de sobra a qué se deben estos gastos. Por supuesto, no se trata de añadir un par de rublos a los salarios de los uniformados. El presidente Putin está obsecionado con devolverle a Rusia el poderío militar de la antigua Unión Soviética. Y más. Habla de que aquel poderío no era suficiente, especialmente en lo que se refiere a la presencia de la flota rusa en el océano mundial. De allí sus numerosos planes de rearme de las tropas convencionales y atómicas terrestres y, sobre todo, navales.

No son menos curiosas las palabras de Kudrin sobre las fuentes de la financiación de estos gastos militares. Si el precio del petróleo baja en los mercados internacionales y Rusia obtiene menos ingresos por las ventas de su crudo, el gobierno pedirá un crédito, ya apalabrado, al Fondo Monetario Internacional. En otras palabras, Occidente tendrá que financiar los planes militaristas del presidente ruso. ¡Lo que faltaba!

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