Una cierta expectativa se creó, tanto en Rusia como en otros países, tras la llegada al poder el pasado mes de mayo del presidente, Vladímir Putin. Una expectativa de que este nuevo mandatario joven y enérgico podría sacar a Rusia del caos y, que esta antigua superpotencia podría superar las consecuencias del mal gobierno de su antecesor, un Yeltsin enfermo y alcoholizado.Se esperaba, en primer lugar, una lucha contra las mafias y la corrupción, medidas para mejorar la economía y paliar la miseria de la población.
Pero la decepción se apodera, poco a poco, de los que seguimos de cerca la política rusa. Ni uno sólo de los grandes problemas de Rusia ha sido abordado en estos últimos meses. La conducta torpe del nuevo presidente en la situación crítica del submarino “Kursk” tampoco alimentó nuestro optimismo.
Y para colmo, Putin ha desatado toda su energía contra los medios de comunicación, quizás lo único que todavía funciona en Rusia. Empezó hace un par de meses con un ataque policial contra el grupo privado de comunicacion “MediaMost” y ahora arremete contra toda la prensa no oficialista, acusada de “tergiversar la realidad rusa”.
Comentan que los medios de comunicacion son un espejo donde se refleja la sociedad y sus dirigentes. En Rusia hay un proverbio que dice: “No debes culpar al espejo si tienes la cara torcida”. Y si el señor Putin no conoce este proverbio le recomendamos consultar a su esposa que, cuentan, es experta en filología.
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