El “moyahid” (luchador por el Islam) extranjero más conocido de todos los que se encuentran en las filas de la multinacional guerrilla chechena es, sin duda, Emir al Jattab, un árabe de 31 años. Es la mano derecha del principal “señor de la guerra” checheno, Shamil Basáyev, su consejero y su “hermano”. El verdadero nombre de Jattab es Jabib Abder Rahman. Está considerado por el servicio de inteligencia israelí, el “Mosad”, como uno de los terroristas internacionales más peligrosos. Además de ser hijo adoptivo de Salmán Basáyev, padre de Shamil, tienen otro “padrino espiritual”: el hombre más buscado del mundo, Osama Ben Laden. A este último Jattab le debe su adhesión a la causa de la hijad (guerra santa) y el odio más profundo a todo lo que no es islámico.
Nació en una familia rica de beduinos, árabes nómadas, en la frontera entre Jordania y Arabia Saudí, en el desierto de Ash Shamah. El gobierno jordano niega que tenga la ciudadanía de este país a pesar de que el mismo Jattab insiste en que es jordano. Mientras tanto los que le conocen dicen que parece, por sus rasgos y su dialecto, un saudí. Su carrera de “moyahid” empezó en 1987 en el campamento de la guerrilla afgana de Yelalabad. Procedía directamente de Estados Unidos donde estudiaba el bachillerato. En la guerra de Afganistán resultó herido varias veces y perdió dos dedos de la mano derecha, por eso uno de sus nombres de guerra es “Ahmed el Manco”. Fue precisamente en Afganistan donde conoció a Ben Laden.
Según el “Mosad”, Jattab luchó en la guerra del Golfo contra las fuerzas de la OTAN y protagonizó varios atentados antiisraelíes en Palestina. Luego se desplazó a Tayikistán donde participó en la guerra civil más sangrienta de Asia Central ex-soviética. En 1995, en los tiempos de la primera guerra ruso-chechena, apareció en el Cáucaso al mando de unos 200 voluntarios saudíes y egipcios. Participó en los combates de Shatoy y Yarishmardi. Se hizo famoso tras un ataque a la columna motorizada rusa en la región de Dachuborzoy, en la que cayeron unos 100 soldados. Tras el fin de la guerra no se fue de Chechenia. Su propósito era crear un estado islámico en todo el Cáucaso ruso, especialmente en Daguestán, una zona autónoma al este de Chechenia. Con estos fines creó varios campamentos de entrenamiento para integristas armados daguestaníes, pertenecientes a la minoría wahabí. También se casó con una joven daguistaní, Fatima Bidágova, hija de un cacique local.
En septiembre de 1999 Jattab, junto con Basáyev, atacó el territorio de Daguestán a la espera de una fácil victoria. Pero los tiempos han cambiado. El gobierno ruso, encabezado en aquel entonces por el joven primer ministro, Vladímir Putin, tomó una decisión arriesgada, pero la única correcta en aquellas circunstancias: distribuyó las armas a los montañeses daguistaníes. Estos últimos, también musulmanes pero enemigos históricos de los chechenos, derrotaron a los “moyahides” de Jattab y Basáyev. Moscú utilizó este incidente para empezar la segunda guerra contra Chechenia, arrasando la pequeña república con sus bombarderos pesados, tanques y artillería y provocando el éxodo masivo de la población.
Hoy en día, el paradero de Hattab es desconocido. Dicen que se esconde en las montañas del sur de Chechenia y que ha perdido últimamente a todos sus lugartenientes. Los rusos declaran que no tienen prisa en acabar con él ya que una operación especial con este propósito supondría para ellos pérdidas humanas. Jattab está considerado como un “fanático peligroso” que debe ser “aniquilado físicamente”. El Kremlin habla de la “brutalidad patológica” del “moyahid”, ya que dispone de unos videos en los que mata personalmente con un arma blanca a los prisionesros rusos.
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