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Víctor Cheretski

España-Rusia: Las cosas van bien

¿Que preferimos, una Rusia “ultraliberal” hasta el punto de que su presidente haga sus necesidades fisiológicas en público y dé plantones a jefes de Gobierno; una Rusia criminal, mafiosa, con bombas atómicas por todas partes y, sobre todo, con millones de ciudadanos muriendo de hambre; o queremos una Rusia más seria, más segura, más presentable y predecible, con la que se pueda dialogar y hacer negocios, ya que este país es inmensamente rico y su mercado no tiene límites?

La Rusia más seria y más sana está representada, hoy en día, por su presidente, Vladímir Putin. Dicen que procede de las filas del KGB y que no es demasiado liberal. Será verdad, pero, por lo menos, está intentando mejorar las cosas tras un decenio de caos cuyo símbolo fue el perverso Yeltsin. Lo hace a su manera, a la rusa, como puede. Pero lo hace y la gente le apoya. Aunque es cierto y verdad que sus métodos, en muchas ocasiones, no parecen nada civilizados, por ejemplo, a la hora de quitarles poderes a los oligarcas-chorizos o acabar con los terroristas chechenos. Pero una cosa es criticar al líder ruso por sus abusos y otra intentar demonizarle a él y a su país.

A algunos políticos mundiales, como sabemos por la reciente publicación de la conversación entre Bush y Schroeder, Putin no les cae bien. Por cierto, que EEUU y Alemania no se manifestaban tan intolerantes en la época de Yeltsin; todo lo contrario, estaban encantados con él y con el desastre que protagonizaba. Y aún más, le otorgaban al degenerado líder ayudas millonarias para prolongar la agonía de su régimen.

La postura de España en el tema de Rusia es distinta: es más comprensiva, más humana y más pragmática. Quizá porque Madrid no pretende dominar a nadie, ni busca beneficios en la desgracia de los demás. Así, Aznar es recibido estos días en Moscú más bien como un viejo amigo. Le acogen a lo grande y, en privado, le otorgan honores de líder de una gran potencia mundial y de un socio privilegiado. Los rusos están dispuestos a hacer a España las mejores ofertas. Una lista de prestigiosos proyectos de inversiones fue entregada hace algunas semanas para que el Gobierno español pudiera estudiarlos.

Este trato preferencial que recibe Aznar se debe tanto a las simpatías tradicionales que tienen los rusos por España, como a las personales que sienten los dos políticos tras su primer encuentro en Madrid. Es de recordar que, en aquel entonces, Aznar no unió su voz al coro de críticos con el “caso Gusinski”. Esta postura fue apreciada y agradecida por Moscú.

¿Que el mercado ruso no es todavía seguro? Es cierto y verdad. Pero lo será, no caben dudas. Y es la hora de moverse sin esperar a que otros países invadan el mercado ruso. Porque todo indica que Madrid puede ampliar aún más sus relaciones con Moscú.

Hoy en día, estas relaciones van en aumento. Las estadísticas oficiales son modestas, pero no debe uno fiarse de ellas. Por ejemplo, nunca toman en consideración las inversiones rusas en España. Porque la presencia de inversores rusos, grandes, pequeños y medianos, en la construcción y hostelería española es notable. Empresarios rusos que temían la inestabilidad en su propio país han invertido a lo largo de los años 90 miles de millones de dólares en España.

Los trabajadores rusos, aunque todavía no existe ningún acuerdo al respecto, empiezan a moverse con éxito en el mercado laboral de España. En muchas ocasiones se trata de personal muy cualificado: investigadores, ingenieros electrónicos, programadores informáticos y hasta músicos. Destacan por un alto nivel académico. Gracias a ello, no tienen problemas en aprender español. Además, debido a su carácter y a su tradición cristiana ortodoxa no son conflictivos y se integran sin problemas en la sociedad española. Así que los rusos, en la mayoría de los casos, son bien recibidos por los empresarios españoles.

Las cosas van bien. Y pueden ir mejor.

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