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Víctor Cheretski

Historia de un millonario

Es sabido que las “reformas” económicas realizadas en Rusia, en los años noventa, han tenido resultados desastrosos para el país y su población. Mientras tanto, han permitido a antiguos funcionarios bolcheviques convertirse, en unos pocos años, en multimilionarios, gracias al tráfico de influencias, corrupción y privatizaciones fraudulentas.

Uno de los ejemplos más claros de este proceso es la historia del presidente de la petrolera “LUKoil”, Vaguid Alekpérov, considerado el hombre más rico de Rusia. Este musulmán azerí de 50 años empezó su carrera en los campos petrolíferos de su patria chica, a orillas del mar Caspio. Veinte años después ya era vice-ministro de la Industria de Petróleo y Gas de la Unión Soviética. Trabajaba en Moscú y, por supuesto, alternaba en las esferas más altas del imperio comunista.

“Reestructuró”, a su manera, la industria petrolera soviética y reunió la mitad de los campos petrolíferos bajo el techo de una empresa, en aquel entonces pública, LUKoil. Fue al principio de las reformas. Hoy en día, Alekpérov, es el dueño de esta empresa cuyo capital asciende a 3.000 millones de dólares (525.000 millones de pesetas).

Hace unos diez años se formó en Rusia un “sistema proteccionista”: la unión entre funcionarios corruptos, empresarios (ex-funcionarios) sin escrúpulos y los grupos de criminales. Vulgarmente, este sistema fue denominado “la mafia rusa”.

El imperio de Alekpérov fue apoyado por el ministro de Combustible y Energía, Víctor Koliuzni. Esto le permetía, por ejemplo, recibir las altas cuotas de exportación y grandes “encargos del Estado”. Así, LUKoil fue encargado de suministrar combustible para el ejército durante la guerra en Chechenia. El apoyo desde “arriba”también permitió privatizar, poco a poco, la empresa. Alekpérov compraba las acciones “por dos duros” a nombre de sus empresas fantasmas, creadas en los paraísos fiscales extranjeros, asegura el diario ruso “Novaya gazeta”. Estas empresas “competían” entre ellas en los concursos fraudulentos. De la misma forma, LUKoil participó en la privatización de otras empresas petroleras.

Además, “Novaya gazeta” ha podido investigar que, a lo largo de todos estos años, el grupo pagaba sólo el 20% de sus impuestos. Pero la verdad es que nadie sabe las cantidades exactas de petróleo que produce y manda al extranjero. En el Norte de Rusia Alekpérov “controla” territorios inmensos y de poco acceso. El petróleo extraído es enviado directamente al exterior en sus propios petroleros. Un alto cargo de la policía de aquella zona intentó investigar estas actividades de LUKoil. Fue relevado inmediatamente de su puesto y enviado a la guerra de Chechenia.

En cuanto a los grupos criminales, están representados en LUKoil por un elemento con máxima autoridad en el mundo del crimen, Guennadi Bogomólov. Este hombre, con un largo pasado carcelario, protege la empresa contra otras bandas y presta diferentes servicios dudosos. Según la prensa rusa, hasta el momento, no se sabe nada sobre la polémica muerte, hace un par de años, del vice-presidente de la compañía, Vitali Shmidt, que se oponía al desvío y blanqueo de dinero en los sucursales extranjeras de LUKoil.

Según los datos de “Forbes”, la fortuna personal de Alekpérov ascendía en 1997 a unos 1.400 millones de dólares (245.000 millones de pesetas). El deseo de ganar más le conducía no sólo a burlar las leyes rusas sino también las normas internacionales. Se dedicaba hasta al contrabando del petróleo iraquí.

Pero los tiempos cambian y Rusia también. El ministro Koliuzni fue relevado de su cargo. La joven estrella putiniana, el magnate petrolero de origen ruso-judío, Román Abramóvich, al parecer, pretende acabar con el imperio del “viejo” azerí. Actúa con los mismos métodos: utiliza sus contactos con los inquilinos del Kremlin.

En octubre pasado, LUKoil se negó “voluntariamente” a participar en un gran proyecto en Azerbayán, abriendo el camino a la empresa “Sibneft” de Abramóvich. El dueño de LUKoil ha sido bastante listo para comprender que la visita de la policía fiscal a su despacho, en vísperas de la reunión sobre el proyecto, ha sido el primer pero bastante serio aviso.

¿Veremos pronto cómo Alekpérov comparte el destino de Gusinski?

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