Menú
Víctor Cheretski

La internacional de los “chorizos”

No hay que ser experto en arte plástico para ver la ausencia de grandes méritos artísticos de la tristemente célebre “estatua rusa”, o monumento a Colón, colocado en Puerto Banús a mediados de los 90. Se sabe que dicha estátua protagoniza uno de los sumarios robados en Marbella. También se sabe que es objeto de numerosos chistes de los turistas rusos que visitan la Costa del Sol. La impresión de despiste total del personaje de bronce hace que le llamen, entre los rusos, “nuevo rico, paleto siberiano, que descubre, por vez primera, España y el mar”.

Los rusos que se ríen de la estátua conocen de sobra al autor de la obra, el georgiano Zurab Tsereteli. Y es que Tsereteli no es sólo un polémico artista, sino también un dudoso empresario y hombre público. Promueve sus “obras” y, sobre todo, sus negocios gracias a las íntimas relaciones con el todopoderoso alcalde de Moscú, Yuri Luzkov. Las malas lenguas llaman a este último “padrino” en vez de “alcalde”. Luzkov, quien “regaló” la estátua a Marbella a cambio de dinero y parcelas, merece, quizá, una crónica aparte en Libertad Digital.

Mientras tanto, recordaremos que el “regalito” está rodeado por un escándalo no sólo en España sino también en Rusia. Gracias a la mediación del “padrino”, Tsereteli pudo sacar del país, sin pagar cuotas de exportación, 6.700 toneladas de cobre. Luzkov se dirigió, en aquel entonces, directamente al presidente Yeltsin y le persuadió de que el cobre sin cuotas se necesita para una gran obra humanitaria que fortalecerá la amistad ruso-hispana. El senil y borracho presidente ni se dio cuenta de que con el cobre solicitado se podría construir decenas de monumentos.

Tsereteli invirtió los cuantiosos beneficios de esta operación en el negocio del juego. Es curiosa la historia del casino “Kristal”, ubicado en la calle Marxístskaya, en el centro de Moscú. A mediados de los 90, el escultor encabezó un proyecto urbanístico caritativo llamado “Parque Infantil de Cien Maravillas”. Para realizarlo, recibió de forma gratuita del ayutamiento una gran parcela, ya que se trataba de una obra caritativa infantil. Pero lo que surgió en esta parcela, en unos años, ha sido el mayor casino de la capital que es al mismo tiempo un prostíbulo de lujo.

Los socios de Tsereteli en este negocio son también de “envidiar”. Se trata del gangster estadounidense, León Lann, que se refugia en Rusia acosado por el FBI; el mafioso armenio Karlen Azizbekian y el checheno Visruddin Novikov. Al parecer, últimamente, entre los socios han surgido ciertos problemas. Así que el artista está obligado a viajar en coche blindado con una fuerta escolta por miedo a un ajuste de cuentas.

Hay que decir que Tsereteli no siempre ha tenido tanta suerte como en España. En los años 90 vio fracasar su proyecto de sacar y vender fuera del país, sin pagar las cuotas de exportación, unas 600 toneladas de bronce y otras 8.800 toneladas de cobre. Aquella vez se trataba de “regalar” una estatua de Colón a Estados Unidos. Las cinco principales ciudades estadounidenses se negaron a recibir el regalo. Al parecer, no se mostraron tan aficionadas al arte plástico de corte mafioso como Marbella.

En Opinión