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Víctor Cheretski

La paranoia navideña rusa

No es la primera vez que los rusos pasan la fiesta navideña bajo la amenaza de atentados terroristas. ¿Son reales o imaginarios? ¿Reflejan el deseo de los chechenos de venganza o la vieja táctica de los mandatarios rusos? Esta última consiste en mantener a la población bajo una tensión permanente. Así la gente es más “comprensible” a la hora de aprobar las medidas antidemocráticas del gobierno. Y para que lo tomen en serio una lista de terroristas, acusados de haber cometido atentados en Moscú hace más de un año, fue publicada recientemente en la prensa rusa.

Sea lo que sea, la verdad es que los niños rusos no ven estos días a Reyes Magos, sino a soldados y policías que inundan las calles. No se cortan en sorprenderte en tu propia casa para preguntar si has visto algo sospechoso. Un ambiente de miedo y terror sustituye a la tradicional alegría navideña.

Mientras tanto, la guerra en Chechenia no está terminada. En un intento de buscar una solución a este conflicto, un grupo de diputados de la Duma (parlamento ruso) se reunió estos días, en el Cáucaso, con sus colegas chechenos. Acordaron buscar una vía pacífica para acabar el conflicto.

Esta reunión, al parecer, no le gustó nada al Kremlin. Sus representantes se apresuraron a decir que el encuentro se celebró a espaldas del gobierno y del ejército, y por tanto, no tiene ningún sentido. La postura oficial rusa fue reiterada una vez más: no habrá conversaciones de paz con los líderes de la guerrilla. Para ellos hay sólo dos soluciones: o morir en las montañas o comparecer ante un tribunal ruso.

Así que se sospecha que no será la última Navidad que los niños rusos festejen con un Papa Noel uniformado.

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