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Víctor Cheretski

La postura rusa ante el encuentro Bush-Putin

En vísperas de la cumbre en Eslovenia entre los líderes de Estados Unidos y de Rusia, la mayoría de los analistas políticos rusos opina que Moscú no está dispuesta a ceder a la lógica estadounidense de que el tratado antimisiles del año 1972 está caducado, debido a las nuevas realidades en el mundo. Así, el Kremlin seguirá con sus críticas al proyecto de Defensa Nacional contra Misiles (NMD), ya que lo considera una amenaza para su seguridad.

La prensa rusa aprovecha las vísperas de la cumbre para recordar que los planes de la NMD serán contestados con medidas “adecuadas”. Se procederá, por ejemplo, a activar los misiles con cabezas nucleares múltiples cuya destrucción está prevista por el tratado “Start II”. Los rusos aseguran que es técnicamente imposible crear un sistema antimisiles que sea invulnerable al ataque masivo de misiles pertrechados con estas cabezas.

Por lo que se ve, los comentarios en la prensa no son muy optimistas. Como meta máxima de la reunión Bush-Putin, que durará sólo dos horas, ven el establecimiento de un “contacto normal” entre los presidentes. Advierten de que, en todo caso, no habrá diálogo profundo sobre los temas estratégicos. Por el momento, tanto Bush como Putin están persuadidos de que tienen razón y este tipo de diálogo es prácticamente inútil.

La prensa señala que el primer encuentro estará dominado, más bien, por la lucha psicológica. ¿Quién será mejor en este primer contacto? Las fuerzas están más o menos igualadas. Bush, muy seguro de sí mismo porque representa a la mayor potencia del mundo. Putin, por su parte, tiene más experiencia diplomática. Es de recordar que a lo largo del último año ha podido establecer muy buenas relaciones con varios líderes occidentales. ¿Quién se mostrará más capaz de llevar la conversación, reaccionar más rápido y demostrar su respeto al interlocutor?

Aparte de divergencias sobre el tema estratégico, ambos pueden reprocharse mutuamente varias cosas más. Se prevé que Bush pueda sacar a la luz el tema de la venta a Irán, por parte de los rusos, de la moderna tecnología militar. Putin le reprochará las medidas discriminatorias contra los exportadores rusos. Así que las discrepancias sobran.

Pero hay también esperanzas de que los dos mandatarios no vayan a dedicar mucho tiempo a sus divergencias. Si de verdad desean establecer relaciones más o menos estables para seguir el diálogo, necesitarán concentrarse en los aspectos de la política internacional donde sus posturas coinciden. Se trata de Oriente Medio, los Balcanes y Afganistán. El intercambio de opiniones sobre estos temas puede crear, según los analistas rusos, un ambiente constructivo para la cumbre.

En el artículo titulado “Oriente Medio, plataforma para el acercamiento de Rusia y Estados Unidos”, el comentarista del diario oficioso “Strana”, Antón Biljo, asegura que el Kremlin apoya el plan de la comisión John Mitchell y la petición estadounidense de congelar la construcción de asentamientos judíos. Moscú está dispuesto a contribuir de forma más activa en el proceso de paz, e incluso aprovechar sus buenas relaciones en el mundo árabe para ejercer presiones sobre la parte palestina.

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