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Víctor Cheretski

La tierra del vellocino de oro

Se conoce de sobra que la república transcaucásica de Georgia, tierra del “vellocino de oro”, se ha convertido en los últimos diez años en una zona pobre y devastada por las guerras civiles e interétnicas. A esto se añade una constante lucha entre los clanes mafiosos. Y es que las mafias, junto con los funcionarios corruptos y la policía, unidos estrechamente, controlan practicamente todas las actividades económicas del país.

En cuanto a los secuestros de personas, ya sean nativos o forasteros, con el fin de obtener un rescate, no son nada raros en el Cáucaso, en general, y en Georgia en particular. Para muchos clanes mafiosos o grupos políticos extremistas es un método para ganarse la vida. Y no sólo son mafias o terroristas locales, porque en Georgia pueden operar bandas de otras nacionalidades caucásicas; por ejemplo, de la vecina Chechenia.

Fuentes georgianas no descartan tampoco la hipótesis de que los españoles hayan sido secuestrados por un grupo criminal interesado en “controlar” (léase extorsionar) a la empresa mixta hispano-georgiana “Geomadera”, para la que trabajan los españoles. En este caso, no tardarán en presentar sus demandas a la dirección de la compañía.

De los secuestros más famosos que tuvieron lugar en Georgia podemos recordar el de tres observadores militares de la ONU en la frontera entre Georgia y la región sececionista de Abjasia, ocurrido hace tres años. El verano pasado fueron secuestrados, y posteriormente liberados, tres representantes de la Cruz Roja Internacional.

El pasado octubre, el periodista italiano de Radio Radicale, Antonio Russo, tuvo menos suerte con sus secuestradores. Su cadáver fue encontrado en Georgia, donde investigaba la vida de la diáspora chechena en esta república. Al parecer, le mataron a patadas.

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