Menú
Víctor Cheretski

Matar periodistas no es pecado

La morbosa historia del asesinato en 2000 del periodista opositor, Gueorgui Gongadze –por presunto encargo del presidente ucraniano, Leonid Kuchma– conocida como kuchmagate, ha tenido estos días una inesperada prolongación. Es de recordar que el escándalo salió a la luz un día después de que el guardaespaldas presidencial, el comandante Nikolai Melnichenko, entregara hace dos años al diputado opositor, Alexander Moroz, unas grabaciones en las que se oía a Kuchma dar la orden para acabar con Gongadze.

El periodista fue secuestrado el 16 de septiembre de 2000 en Kiev. Su cuerpo decapitado fue encontrado un mes y medio después en las cercanías de la capital ucraniana. Una comision parlamentaria investiga, desde entonces, este caso; a pesar de que la justicia ucraniana, sumisa al presidente, se niega a procesar a Kuchma alegando que las grabaciones son falsas. En estas condiciones no se descarta que la oposición pueda abrir un proceso judicial contra el mandatario en el extranjero.

Últimamente, la comisión interrogó a otro periodista disidente, Alexey Podolski, que también fue secuestrado y apaleado en verano de 2000 por unos “desconocidos” que le soltaron con vida bajo promesa de no “meterse nunca más con el poder”. Resulta que en la misma grabación donde Kuchma recomendaba al jefe del Consejo de Seguridad, Leonid Derkach, que “castigue” a Gongadze, aparece su conversación con el ministro del Interior, Yuri Krávchenko. El ministro expone su plan de "amordazar" a Podolski y recibe el beneplácito presidencial.

Las cintas magnéticas fueron estudiadas previamente por los expertos de la compañía estadounidense “Bek Tek” que confirmaron el carácter auténtico de la grabación y excluyeron cualquier montaje. El contenido de esta grabación, llena de tacos propios de las capas más bajas de la sociedad, fue divulgado por la prensa rusa. Demuestra el “nivel” de los dirigentes ucranianos aunque las diferencias linguísticas no permiten hacer una traducción exacta de estas frases que en la variante original suenan todavía más impresentables:

— Kuchma (hablando de Gongadze): ¿Le podeis cortar los cojones?

—Derkach: Le cortaremos los cojones. Puta. Le joderé hasta la muerte…. Es un jodido animal. Le haré una paja mortal por escribir esta mierda…

Kuchma: Trátale como merece…

Al mismo tiempo, el guardaespaldas renegado, Melnichenko, refugiado en Occidente, asegura que todas las cintas que grabó durante 11 meses con un magnetófono oculto en el despacho presidencial fueron estudiadas, con su permiso, por la CIA, que confirmó su autenticidad. Asimismo, los americanos se enteraron por estas grabaciones de la venta de misiles ucranianos a Irán e Irak.

En Internacional

    0
    comentarios