El Kremlin intenta, además de demostrar su solidaridad con Estados Unidos y su disposición a colaborar con la OTAN, aprovechar los trágicos sucesos para sus fines políticos. El titular de Defensa, Serguey Ivanov, declaró que los “terroristas chechenos están implicados” en los atentados de Estados Unidos. Aunque el ministro no ha dado ningún detalle al respecto, sus palabras han servido a los medios oficialistas de información para hablar de la “globalización” del terrorismo y de las “estrechas relaciones” entre los “bandidos” del Cáucaso y la red internacional de Ben Laden.
El propósito de esta campaña es más que evidente: demostrar que el conflicto de Chechenia no es de una sucia guerra colonial, sino una lucha contra el terrorismo internacional. Y, por supuesto, recibir la indulgencia de la comunidad internacional por los crimenes cometidos contra la población civil de esta república caucásica.
La máquina propagandística kremliniana trabaja a tope. Toda la información procedente de Estados Unidos está acompañada por la de Chechenia. Por supuesto, no se le escapó a los medios rusos la alegría con la que los islamistas chechenos recibieron, al parecer, la noticia de los atentados. La prensa informa de que al enterarse de lo sucedido, los “bandidos no pudieron contener su júbilo”, salieron de las cuevas en las montañas y dispararon al aire. Los helicópteros de combate rusos que patrullan la zona abrieron inmediatamente fuego contra los puntos de donde salían los disparos.
Con el mismo propósito de “blanquear” su guerra en Chechenia, los rusos citan al “ideólogo” de los rebeldes, Mavladi Udúgov, quien declaró, tras los atentados, que Estados Unidos ya no podrá permitirse el lujo de “castigar a los demás, sin ser castigado él mismo”. Advirtió contra cualquiera medida de represalia por parte de Washington, ya que, en este caso, los musulmanes “convertirán a América en un campo de combates sangrientos”.
Es evidente que el Kremlin pretende aprovechar el momento y las torpes declaraciones de los líderes islamistas para acabar con la resistencia. Los métodos de “castigo colectivo” –como bloqueos de pueblos, operaciones de “limpieza”, registros y detenciones arbitrarias– han aumentado en los últimos dos días. Se nota el movimiento de las tropas y se habla de una “solución” final a toda costa, sin hacer ningún caso a la opinión pública mundial, aterrada y distraída por los acontecimientos en Estados Unidos.
Y como si fuese poco, al parecer, los atentados serán utilizados por el presidente Putin para reforzar su régimen y apretar los tornillos en el país entero. Mientras la propaganda exagera sobre el peligro de los “terroristas” que se encuentran “detrás de cada esquina”, la capital y otras grandes ciudades están practicamente tomadas por la tropa. En los aeropuertos, los soldados junto con la Policía registran a los pasajeros.
La histeria sigue adelante y se habla ya de imponer controles de documentación en todas las ciudades y organizar campañas policiales de limpieza, no sólo en Chechenia, sino en el país entero. Asimismo, se advierte a ciertos medios de comunicación contra cualquier “solidaridad con los terroristas internacionales”, en alusión a medios independientes que se atreven a criticar la violación de derechos humanos en Chechenia.
Un ejemplo más de cómo el terrorismo no sólo mata a los inocentes sino que permite a los estadistas con inclinaciones dictatoriales imponer más restricciones en la sociedad camino hacia el totalitarismo.
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