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Víctor Cheretski

Moscú se burla de la comunidad internacional

Hace unas dos semanas el Kremlin declaró solemnemente que iba a investigar en detalle los crímenes de guerra cometidos recientemente por sus tropas en Chechenia. El gobierno ruso confesó, por vez primera, que sus militares pisotean los derechos humanos. Las múltiples y muy duras declaraciones de altos funcionarios moscovitas respecto a su propio Ejército provocaron una reacción optimista en la prensa internacional. Todos cayeron en la trampa del “mea culpa” kremliniano, creyendo que desde ahora Moscú, bajo las presiones internacionales, castigaría a los criminales de guerra y respetaría los derechos de la población civil, tal y como lo prometió durante sus viajes por Europa el presidente, Vladímir Putin.

Libertad Digital, al contrario, se manifestó muy pesimista frente a este caso y aseguró que se trata de una campaña propagandística: como mucho, será castigado algún suboficial en calidad de cabeza de turco. Hoy en día, debemos confesar que hemos “fracasado” en nuestro pronóstico. Y es que una comisión de la Fiscalía General enviada desde la capital a la zona del conflicto no sólo no ha inculpado a nadie sino no ha encontrado ningún delito en la actuación de la tropa, ningún síntoma de la violación de los derechos humanos.

Hay que recordar que en el foco de este último escándalo se encuentra la “operación de limpieza”, realizada hace casi un mes en los pueblos chechenos de Sernovodsk y Asinovskaya. La escena rememora las películas sobre el holocausto judío. Los chechenos —niños, mujeres y ancianos— fueron sacados de sus casas y llevados a un campo cercano. Mientras una parte del “zonderkomando” procedía a “verificar la personalidad” de los detenidos, otra se dedicó a robar sus casas. Los “sospechosos” de pertenecer a la guerrilla y los indocumentados fueron torturados y posteriormente llevados a lugares desconocidos. Hasta el momento los familiares no conocen su paradero y sospechan que fueron asesinados y que sus cadáveres se encuentran en alguna fosa común. Los soldados registraron a todo el mundo en busca de dinero y objetos de valor. A las mujeres les “confiscaron” incluso anillos y cadenas de plata. Las que intentaban protestar fueron tratadas con máxima dureza, insultadas y apaleadas sin piedad. Varias casas fueron quemadas.

Hay más detalles, pero todo esto, según la Fiscalía General, no representa ningún delito sino “cierto incumplimiento por parte de algunos militares de las normas vigentes”. En cuanto a los asesinatos, violaciones y secuestros, son obra de la guerrilla chechena que en muchas ocasiones utiliza el uniforme del Ejército ruso para atacar a los chechenos civiles. El propósito de tan sofisticada maniobra es desprestigiar el “carácter humano de la operación antiterrorista” llevada a cabo por Moscú en Chechenia.

No se trata de ninguna broma de mal gusto. Es la principal conclusión que ha hecho la Fiscalía y que ha sido apoyada por el presidente de la FSB, antiguo KGB, por supuesto, sin ninguna prueba que la apoye. Así que en Chechenia todo seguirá igual. Total, los soldados sólo cumplen lo que les mandan: ser duros con los chechenos.

¿Y el Kremlin? Parece que desde ahora no sólo desprecia la opinión pública internacional, lo que hacía siempre, sino también se burla de ella. ¿No será porque se siente cada día más seguro de que puede actuar impunemente?

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