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Víctor Cheretski

Patrocinar el terrorismo

La reciente negativa de Gran Bretaña a entregar a Rusia al terrorista internacional, Ahmed Zakáev, alias el “artista”, como cualquier noticia de trascendencia mundial, ha pasado desapercibida en la sociedad del fracaso escolar. Hay otros temas “más trascendentes” como ciertas bodas, la sexualidad del príncipe Carlos o las próximas Navidades. Al parecer, mientras el 11 de septiembre no se repita en pleno centro de alguna ciudad ibérica, la opinión pública seguirá indiferente ante el problema más importante del siglo XXI, incluso simpatizaría con ciertos terroristas.
 
Mientras tanto, la paranoica decisión de la “Femida” británica tendrá, o ya tiene, repercuciones en la vida de este planeta. No merece la pena analizar en profundidad la inmoralidad de este veredicto. El sangriento verdugo, asesino de raza, principal enlace entre los integristas chechenos y los cabecillas de Al Qaeda, se pasea por Londres como si fuese la cueva de Bin Laden o el bunker de Sadam Husein. ¿Cómo se lo “agradecerá” a los británicos? ¿Degollando a sus soldados en Afganistán o en Irak? Dicen que lo hace rápido, ya que es un gran profesional. Las víctimas casi no sufren.
 
Pero lo que más nos interesa son las posibles consecuencias internacionales de la decisión británica. La reacción oficial rusa no ha tardado en llagar. Ha sido un duro reproche de apoyo al terrorismo y de doble moral, así como una advertencia de que Moscú nunca olvidará este “gesto hostil” de Londres. Para la opinión pública rusa ha sido una prueba más del “odio y del desprecio” hacia su país manifestados por Occidente, ya que la postura británica se interpreta desde las estepas rusas como la de todos los europeos.
 
¿Qué hará el presidente Putin en vísperas de las elecciones? Es de suponer que tenga ciertas tentaciones de ampliar su base electoral satisfaciendo, por ejemplo, a la oposición nacionalista y de izquierdas. Esta oposición clama por la “ayuda al heroico pueblo iraquí atacado por el imperialismo y sus satélites”. Además, ¿no estará interesada Rusia en ampliar su influencia en Irak a la vista de la inminente salida de las fuerzas occidentales? ¿Cómo? Por ejemplo, apoyando a la guerrilla, ya que desde ahora puede justificar este respaldo por el desprecio occidental hacia sus intereses.
 
¿O ya lo hace? No seamos tan ingenuos para pensar que los helicópteros estadounidenses caen por si mismos o son abatidos por los misiles que los “terroristas” encuentran casualmente en la basura. La palabra “Vietnam”, que se utiliza cada día más en relación con los acontecimientos en Irak, nos recuerda también quiénes ayudaron al vietcong a echar del país al Ejército estadounidense. Fueron los rusos.
 
El desafío lanzado desde Londres ha agotado, al parecer, la paciencia de Rusia, harta del cobijo que presta Occidente a los terroristas chechenos. Putin experimenta una gran presión, hasta en su propio entorno, por su lealtad a la coalición antiterrorista. Si cede habrá que preparar más ataúdes para los que están destinados en “puntos calientes”. ¿Lo entienden en Gran Bretaña?

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