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Víctor Cheretski

¿Un nuevo Panamá?

La noticia de este monumental proyecto nos hace recordar otro no menos espectacular: el del Canal de Panamá, que se caracterizó por una gestión fraudulenta y una ruina de miles de inversores de la época. Nuestro pesimismo ante esta iniciativa se debe, en primer lugar, a su dudosa utilidad. Además, nos enteramos de que detrás de esta obra faraónica está una de las figuras más polémicas del régimen ruso. Se trata de Román Abramóvich.

Este multimillonario ruso-judío, de 34 años, es conocido como “el financiero” de la familla de Yeltsin. Se le atribuye la autoría del sofisticado mecanismo de desvío a las cuentas privadas de altos funcionarios rusos, incluso la familia presidencial, de un préstamo de 4.780 millones de dólares (841.280 millones de pesetas). Se trata del dinero que el Fondo Monetario Internacional dedicó a las reformas rusas en 1998.

Abramóvich posee una importante empresa petrolera, “Sibneft”, con la que se hizo tras su privatización gracias a sus contactos de alto nivel, robando al Estado ruso unos 2.700 millones de dólares (475.200 millones de pesetas). Se sospecha que su empresa suiza “Runicom” sirvió de tapadera para “limpiar” sumas astronómicas desviadas al extranjero. Y no son los únicos casos de sus estafas a gran escala. Los apetitos de Abramóvich crecen. Hoy en día tiene “intereses” en la zona de Chukotka, a la que representa como diputado en el parlamento ruso.

Así que le recomendamos, amigo lector, que se acuerde de esta nota si un día le ofrecen comprar acciones del futuro túnel.