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Víctor Gago

Rajoy, visita en familia

Mariano Rajoy encendió la batidora electoral en Canarias este fin de semana. El nuevo secretario general del PP destacó la preferencia del Archipiélago en su gira de presentación a afiliados y dirigentes regionales. Tras el País Vasco y Navarra ("porque aquello es otra cosa: está en juego lo elemental de cada persona", dijo), y después de Galicia ("por razones obvias"), Rajoy ha primado la familiaridad de unas islas cuya volcánica orografía política asegura conocer como el que más.

El secretario general garantizó la continuidad de la política de Estado del PP, manteniendo los ejes fundamentales de la etapa de Aznar: unidad de España, lucha antiterrorista, reformas económicas y fiscales, atlantismo y seguridad pública. "Lo que funciona bien, no hay por qué cambiarlo", dijo durante una convención de su partido en Las Palmas de Gran Canaria, ante más de 600 cargos, dirigentes, afiliados y simpatizantes. También anunció que "no vamos a cambiar nada de la política antiterrorista" que seguirá basada en la doctrina: "Contra el terrorismo, todo, sin más límite que la Ley". Rajoy subrayó que Canarias es la tercera región que visita desde su designación como secretario general del PP y candidato a la Presidencia del Gobierno. En cuanto a la estructura territorial de la Nación, apostó por "mantener nuestras posiciones sobre la unidad de España", descartando cualquier posibilidad de reforma de la Constitución o de los estatutos de autonomía.

Presumió de familiaridad con la política isleña. "He estado, si mal no recuerdo, en todos los pactos, enjuagues y negociaciones que han decidido la gobernación de Canarias, desde 1993", dijo de sí mismo, y con razón. Rajoy ha sido, junto con Javier Arenas, el mantenedor de la alianza con Coalición Canaria, el socio parásito que más ha hecho por debilitar las oportunidades del PP en esta región española. Lo que ofrece a Aznar en el Congreso (cuatro escaños excedentes, un poco de adulación y no poca deslealtad oportunista, como demostró durante la huelga general, el hundimiento del Prestige y la guerra de Irak), se lo cobra a lo grande en el Archipiélago. Si el PP tiene una posición tan vicaria como en Cataluña, y si la energía del voto liberal-conservador está condenada a perderse en el Archipiélago, es gracias a que Rajoy ya es, como dijo Paulino Rivero, presidente de CC, "uno de los nuestros".


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