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Víctor Llano

Aznar y los cubanos

El presidente del Gobierno español ni siquiera ha llamado a consultas a su embajador en La Habana. No obstante, pretende utilizar lo que ocurre en la isla-cárcel para defenderse del acoso socialista. El pasado sábado no se demoró en denunciar la ausencia de Zapatero y de Llamazares en la concentración que se celebró frente a la embajada de Cuba, pero tampoco él, ni nadie de su Gobierno, se acercaron por allí. Tuvieron que ser tres jóvenes militantes de su partido los que le avisaran por teléfono de la ausencia de la izquierda en la protesta organizada por el exilio cubano en Madrid.

¿A quién pretende engañar? Hace apenas quince días negó el asilo humanitario a una ex fiscal cubana y a su hijo de cuatro años que huían de la tiranía. ¡Curiosa manera de auxiliar a las víctimas! ¿Acaso José María Aznar piensa que los cubanos son todos estúpidos? Pero si hace tres semanas la ministra de Asuntos Exteriores declaró que se esforzaba en mejorar las relaciones con Castro, después de que en el mes de enero el heredero de la corona española se abrazara en tres ocasiones con quién según Rajoy es un tirano de la peor especie. Por cierto, estas declaraciones el vicepresidente primero del Gobierno las hizo en Galicia, donde hace muy poco Fraga recibía con todos los honores a Fidelito, el primogénito del canalla que acaba de asesinar a tres cubanos que soñaron con escapar del infierno.

Sin embargo, no debemos desesperar. Tal vez pronto, otro destacado miembro del partido de Aznar se decida a viajar a La Habana para aconsejarle a las madres de los últimos fusilados por Castro que deben abandonar el “discurso del dolor y mirar hacia el futuro”. Eso fue lo que les recomendó Gallardón a los exiliados cubanos que viven en Miami. ¡El discurso del dolor! Extraña manera de recomendar el olvido a quien no puede olvidar. ¡Ya hay que tener poca vergüenza!

Las mociones de condena que presentará el Partido Popular en el Parlamento no le pueden servir al Gobierno español para hacer olvidar tantas ofensas. ¿Qué pinta un embajador de España en Cuba? ¿Por qué consiente Aznar que varios etarras disfruten de la hospitalidad castrista sin exigir su entrega a España?

Nuestro país es el que más invierte en la isla-cárcel y en la sede diplomática española en La Habana se agasaja a los ministros de Castro. En lo que se refiere a Cuba, Aznar no tiene autoridad moral para reprochar a Zapatero, ni a nadie, que no se manifieste en contra de Castro. Mientras el presidente del Gobierno español no rompa todo tipo de relaciones con la tiranía comunista, sería deseable que al menos no se sirva del dolor de las víctimas para intentar neutralizar los ataques de la oposición.

De Zapatero y de Llamazares los cubanos nunca esperaron nada bueno, pero de Aznar sí, y, por desgracia, jamás hizo nada por ellos.

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