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Víctor Llano

Castro gana una hija

Leyendo las páginas culturales del periódico Granma, los cubanos se han enterado de que un compatriota suyo se ha casado con Sara Montiel. Nos consta que la noticia ha tenido una gran repercusión en la isla. Un ex jinetero que ofrecía sus favores en las playas de Varadero y que ahora vive en Madrid gracias al amor de una anciana millonaria, aseguró a este periódico que la suerte de Tony Hernández, el extraño esposo de Sarita, es la envidia de todos los que en Cuba se prostituyen por un par de zapatos.

Tony asegura que no es su caso, que no fue jinetero, que no es espía, ni homosexual, ni chulo, y que quiere con toda su alma a la protagonista de El último Cuplé. Lo que de una manera convincente no ha podido explicar el cubano es la facilidad con que viaja a España, ni cuáles son sus “méritos” para disfrutar de tan larguísimas vacaciones. Desgraciadamente, el panfleto comunista no nos saca de dudas. Repasa los hechos más significativos de la biografía de la actriz, pero nada nos cuenta de la vida de Tony. Quizás dentro de unos años la propia Sara nos pueda desvelar el misterio. En un principio, Castro, la gran madame de Cuba, es, junto a los novios, el que más se ha beneficiado con este enlace. No ha perdido un hijo, ha ganado una hija. Tendría que aparecer en Tómbola y contarnos los secretos de esta boda y los muchos que guarda en su videoteca particular. Pero no lo hará. Teme un “accidente” o que un juez le llame a declarar. Como dice Huber Matos en Cómo llegó la noche, el tiranosaurio siempre fue “corto de pantalones”.


La justicia que el lehendakari ha informatizado

Gracias a la gentileza de Ibarretxe con Kastro, Juan Carlos González Leiva, no ha tardado en enterarse de que la Fiscalía del Tribunal Popular de la provincia cubana de Ciego de Ávila le acusa de desobediencia, desorden público, desacato y resistencia a la autoridad, por lo que solicita sea condenado a siete años de cárcel. Para el resto de sus compañeros también se piden elevadas penas. Los siete disidentes y el periodista independiente están encarcelados desde el cuatro de marzo, día en el que fueron a visitar a un reportero independiente que se encontraba hospitalizado a causa de los golpes que había recibido de miembros de la policía cubana. El delito de González Leiva y los demás disidentes consistió en gritar “¡Vivan los derechos humanos!” y “¡Viva Cuba Libre!”. Por atreverse a pedir lo que deseaban fueron salvajemente agredidos por los guardias del régimen y por grupos paramilitares.

Juan Carlos es invidente, lo que le llevó a finales de los años noventa a crear la Fraternidad de Ciegos Independientes de Cuba. Cuando fue detenido, presidía la Fundación Cubana de Derechos Humanos. En el pasado mes de julio, Paul Nielsen, comisario europeo de “Desarrollo y Ayuda Humanitaria”, expresó la preocupación de la Comisión Europea por la detención del disidente ciego, pero a pesar de que el “Grupo de Trabajo sobre Derechos Humanos de la Unión Europea” en la isla lleva más de tres meses investigando la detención y el trato que recibe González Leiva en las mazmorras de “la prisión grande”, éste continúa siendo torturado. Gracias a Ibarretxe, Kastro ha informatizado su “justicia”, pero todavía no ha cambiado sus métodos de tortura.


¿Qué nos está contando?

Como ya adelantó Libertad Digital el 24 de octubre, pocas horas después de recibir el premio Sajarov, Oswaldo Payá ha declarado que “ruego a Dios que este reconocimiento sirva para unir a los que luchamos por la democracia y anime a los cubanos a la reconciliación y a caminar hacia el futuro como hombres y mujeres libres”. Según el disidente cubano, “la Unión Europea no está imponiendo condiciones, ni tomando partido a favor o en contra del gobierno de nuestro país, sino reconociendo que los cubanos tenemos derecho a los derechos, reconociendo a los miles de cubanos que han firmado el Proyecto Varela, abriendo una nueva etapa, la definitiva, en al camino hacia la democracia y la reconciliación”. Por último, Payá añadió que “el premio Sajarov es del pueblo de Cuba, de todos los cubanos, vivan dentro o fuera del país, sin excluir a los que tengan políticas diferentes, aun si apoyan al actual gobierno”.

Vamos, que según sus palabras, estaría dispuesto a compartir con Castro los 50.000 euros. Sus declaraciones son un puro despropósito y no son compartidas por gran parte de la disidencia interna cubana. No entendemos que quiere decir Payá cuando habla de reconciliación. ¿Cómo pueden las víctimas conciliar con los verdugos cuando éstos ni tan siquiera reconocen sus crímenes? ¿De qué modo se puede perdonar a quien lejos de pedir perdón, insiste en hacerte daño? ¿Cómo se les puede pedir a los huérfanos que caminen junto a los que provocaron la muerte y el sufrimiento de sus padres? Para este viaje no hacían falta tantas alforjas. Con estas declaraciones, Payá no sólo confirma su fichaje por los dialogueros, también peca de iluso y de soberbio. ¿Qué le ha llevado a afirmar que su famoso proyecto abre la etapa definitiva hacia la democracia? Afortunadamente, en Cuba hay más iniciativas que la que él protagoniza, tan válidas como la suya y mucho más comprometidas y realistas. Payá lo sabe, y se equivoca si pretende que en Europa lo desconozcan. Intentar ser políticamente correcto con el tirano, no sólo es ridículo, es también un desprecio para las víctimas.

No renuncian a los montajes

Según el gobierno de la isla, el 95,6 % de los empadronados habría acudido a votar en la farsa electoral que se celebró en Cuba el domingo 20 de octubre. Los súbditos de la robolución fueron convocados por el partido único a elegir a miles de comisarios políticos como supuestos delegados municipales, los que en la isla nutren el más bajo escalón del singular sistema electoral comunista. De los 8,3 millones de electores, cerca de 7,9 ejercieron su derecho al voto.

Los que no lo hicieron tendrán que afrontar la persecución de las fuerzas de Seguridad del Estado que con tanta eficacia los vigilan. Ese es el caso de Alberto Hernández Suárez, Vicepresidente de la Unión de Jóvenes Democráticos de Cuba, a quien, tras trasladarlo con urgencia a una comisaría, le informaron que muy pronto será citado por un juez para que le explique su falta de entusiasmo cívico.


Le sobra información

El mandatario cubano, después de reiterar su apoyo a Hugo Chávez y de expresar la enorme confianza que tiene puesta en él, aseguró que, a pesar de “conocer perfectamente lo que ocurre en Venezuela”, no quiere comentarlo, ya que no desea que le acusen de intervenir en un país soberano. Por una vez no miente Esteban Dido. Dice la verdad cuando afirma que es un experto en la realidad venezolana. Tiene allí destacados informadores; son los miembros de los tristemente célebres Círculos Bolivarianos, grupo paramilitar que se ocupa de sembrar el terror entre los que se oponen a Hugo Chávez. Castro se ha encargado de nutrirlo, armarlo y entrenarlo. De esta manera paga a Venezuela los 53.000 barriles diarios que el protagonista de Aló Presidente le regala.

Cuesta creerlo

El lunes 21 de octubre, el gobierno de La Habana anunció que invitará a los cubanos exiliados a participar en la III Conferencia sobre “La Nación y la Emigración” que se celebrará en la isla entre el 11 y el 13 de abril de 2003. Un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores asegura que de modo particular se convoca a los isleños residentes en Estados Unidos; “porque ellos son víctimas también –como el pueblo cubano– de la política hostil del gobierno norteamericano que durante décadas ha impedido los vínculos normales de esa comunidad con sus familiares en Cuba”. No es posible mayor cinismo. No les basta con vivir de ellos, también, sirviéndose de los familiares retenidos en Cuba y utilizándolos como rehenes, pretenden que los que escaparon, se presten a participar de sus patrañas.

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