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Víctor Llano

Castro no quiere testigos

Naciones Unidas no deja de sorprendernos. Después de elegir a Libia para que presida la Comisión de Derechos Humanos, ahora, atendiendo una iniciativa castrista, quiere impedir que se denuncien los crímenes contra la libertad de prensa. El 20 de mayo, el Comité de Naciones Unidas encargado de las Organizaciones No Gubernamentales pidió la suspensión por un año del estatuto consultivo de Reporteros Sin Fronteras.

La votación es el resultado de una denuncia de la delegación cubana, en la que se acusa a la ONG de perturbar la sesión de apertura de la 59 Comisión de Derechos Humanos. El espía que Castro ha nombrado para que le represente en Nueva York, asegura que los miembros de RSF “no sólo insultaron a un Estado miembro, también llevaron a efecto actos incompatibles con los principios y objetivos de la Carta de Naciones Unidas”. De los diecinueve miembros con que cuenta el Comité, ocho se sumaron a la iniciativa cubana (Sudán, China, Costa de Marfil, Irán, Rusia, Pakistán, Zimbabue y Turquía), seis votaron en contra (Estados Unidos, Alemania, Perú, Chile, Francia y Rumania), y cuatro se abstuvieron (Senegal, Camerún, India y Colombia).

El Gobierno de la Prisión-grande pretende amordazar a una de las pocas ONG que no puede controlar. El increíble pretexto del que se sirve, es que el 17 de marzo de 2003, seis miembros de Reporteros Sin Fronteras lanzaron octavillas mientras el representante libio pronunciaba el discurso inaugural de la 59 Comisión de Derechos Humanos. En los impresos se afirmaba sarcásticamente que “por fin la ONU ha nombrado a alguien que sabe de lo que habla”. En cualquier caso, se silencie o no a Reporteros Sin Fronteras, lo cierto es que Castro puede morir de éxito. Cuanto más fusila, más le quieren. A la vergüenza de la ONU, puede sumar los días de gloria que vivió en Buenos Aires. Lástima que los miles de desalmados que le aclamaron en Argentina no le acompañaran en su viaje de regreso a La Habana. En la Isla podrían disfrutar de los muchos frutos de la robolución que tanto admiran y comprobar como los cubanos sobreviven gracias a la caridad internacional.

Sólo la organización humanitaria Puente Familiar con Cuba, con sede en España, ha ayudado en el año 2002 a 28.824 familias que necesitan de unas medicinas que no pueden adquirir en su país. Sin embargo, la Agencia Española de Cooperación Internacional le ha retirado a esta ONG no castrista la pequeña ayuda que le ofrecía. La sombra del coma-andante es alargada. Esteban Dido no puede consentir que sus víctimas reciban directamente los medicamentos. Siempre se las arregla para que todo lo que llega a su cortijo pase por sus manos y poder así revenderlo en el mercado internacional o ponerlo a disposición de los turistas.
No obstante, los miembros de Puente Familiar con Cuba insisten en enviar medicinas a los enfermos que no las pueden encontrar en el paraíso comunista. El próximo 5 de junio, a las 20.horas, se inaugura en la galería Artmonía, una exposición de 25 cuadros de artistas cubanos de renombre. El objetivo de exponer y vender estas pinturas es obtener fondos para continuar enviando medicinas a Cuba y no a Castro. La iniciativa de organizar esta muestra ha partido de dos jóvenes madrileñas que colaboran con Puente Familiar con Cuba y que en la isla contactaron con los pintores cubanos que han cedido sus obras. La galería Artmonía está en Madrid, en el número 3 de la calle San Nicolás (esquina a Mayor). El teléfono es 91/ 5-47-68-71. La entrada es libre y las obras pueden verse desde el 2 de junio.

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