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Víctor Llano

Cubanos en España

Hace poco más de una semana, dos comisarios políticos de la tiranía castrista viajaron a España para acusar al gobierno español de financiar con 50.000 dólares a Elizardo Sánchez. Nadie les exigió que rectificaran. Los correveidiles de Castro no tuvieron ninguna dificultad para visitar Madrid y contar todo tipo de patrañas sobre los activistas de los derechos humanos víctimas de su señorito. Les gusta mucho viajar. Poco antes de que su Máximo Líder fusilara a tres negritos y encarcelara a 75 disidentes, los salones de Casa de América se pusieron a disposición de su embajada para que Isabelita pudiera invitar a Eusebio Leal, destacado miembro de ese engendro incalificable que en Cuba llaman Asamblea del Poder Popular. Cualquier pretexto les sirve para pasearse por la península y disfrutar de la hospitalidad capitalista.
 
Y es que aquí recibimos con honores a los verdugos y despreciamos a sus víctimas. Mientras nadie niega la visa a los agentes castristas, a los que intentan escapar de ellos se les obliga a regresar junto a sus carceleros, o se les impide toda posibilidad de regularizar su situación condenándoles a la marginalidad. A pesar de que en su inmensa mayoría descienden de españoles, miles de víctimas de la barbarie comunista deambulan por nuestras ciudades sin permiso de trabajo y en el más absoluto desamparo. A los pocos que –sin saber bien cómo– les han concedido la residencia y el permiso de trabajo, se les obliga a renovar estos documentos en el plazo de un año; no obstante, no se les permite hacerlo en nuestro país, se les exige que lo hagan en Cuba, por lo que se les condena a quedarse sin papeles y a sobrevivir en la ilegalidad. Ninguno de ellos se arriesgará a intentar regresar a La Habana después de escapar de allí como turistas y tras solicitar asilo en Europa.
 
Un cubano que no hace muchos meses negociaba con decenas de empresarios españoles en la Isla, nos contó este fin de semana que dentro de pocos días caducarán su residencia y su autorización para trabajar. Ha escrito a la autoridad competente para pedirle una “exención de visado”. Le ha explicado que si regresa a su país le condenarán a muchos años de cárcel y jamás le permitirán volver a salir. Pero, ¡pásmense!, el delegado del Gobierno en Madrid le contestó por medio de una circular que a él no le consta que en Cuba se tomen represalias contra de los que han intentado escapar de allí. Si es cierto lo que asegura la circular, y al señor Ansuátegui no le consta lo que ocurre en Cuba, no parece digno de ocupar el cargo que ocupa. No tiene ninguna necesidad de burlarse de los que le piden refugio. Es mejor que les aclare con urgencia que le resulta indiferente su sufrimiento y no les haga perder más tiempo. Sin duda se causa un gran perjuicio económico a los sudamericanos que se les exige regresar a su país para regularizar su situación en España. Pero no se les condena a la cárcel. Cuando regresan encuentran lo que tenían antes de partir. Sin embargo, el delegado del gobierno en Madrid no puede ignorar que los cubanos que intentaron huir no pueden volver a Cuba mientras viva Fidel Castro. Es vergonzoso para la “madre patria” que sus súplicas se despachen con una circular en la que se les dice que no consta su sufrimiento.
 
Pocos días antes de que José María Aznar recibiera en la Moncloa a Oswaldo Payá, las autoridades españolas obligaron a regresar a La Habana a una mujer que junto a sus dos hijos había pedido asilo en Madrid. Ni siquiera se le permitió ver a su marido que reside en Mallorca desde hace tres años. No la dejaron salir del espacio que en el aeropuerto de Barajas llaman “frontera”. ¿Es esto lo que pueden esperar los cubanos del país en el que nacieron sus abuelos? Aznar asegura que mantiene relaciones con la tiranía castrista porque una cosa son los gobiernos y otra muy distinta los pueblos. Todavía no hace mucho declaró en Miami que quiere para los cubanos lo mismo que para los españoles. Le quedan pocos meses de presidente del Gobierno, pero si es verdad lo que dice querer para los cubanos, aún tiene tiempo de hacer algo por ellos. Ya que se niega a establecer un cupo de entrada para los que sueñan con escapar de Fidel Castro, al menos creemos que tiene la obligación moral de conceder la exención de visado a las víctimas de la tiranía comunista que no pueden regresar a Cuba.

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