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Víctor Llano

Del miedo de los verdugos

Vamos a ver qué nos cuenta ahora Barack Obama. La agresión que sufrió el marido de Yoani Sánchez se consumó poco después de que el estadounidense contestara a las preguntas que le formuló la famosísima bloguera.

Están desesperados. Saben que no podrán aguantar por mucho más tiempo. Temen que con el hambre y la desesperación se multipliquen las protestas y todo les sirve para advertir a sus víctimas de que no se rendirán sin antes regar con su sangre los restos de sus fracasos. Por no importarles ya no les importa que lejos de su finca se pueda ver cómo respetan los derechos humanos. Le consta al marido de Yoani Sánchez y a los periodistas que grabaron hasta dónde alcanza su barbarie.

Las brigadas de intervención rápida de los hermanos Castro jamás faltan a una cita si se trata de golpear a los que no muestran afecto por sus amos. No uno ni dos ni tres, cientos de sus perros persiguieron, acorralaron y golpearon a un señor de 62 años. Vamos a ver qué nos cuenta ahora Barack Obama. La agresión que sufrió el marido de Yoani Sánchez se consumó poco después de que el estadounidense contestara a las preguntas que le formuló la famosísima bloguera.

De poco le sirvió al matrimonio que el presidente de los Estados Unidos se mostrara dispuesto a dialogar con sus verdugos sin que antes dejen de golpearles. Según Obama: "Es hora de aplicar una diplomacia directa y sin condiciones, sea con amigos o enemigos". Es lo que pueden esperar los cubanos de los que desprecian el sufrimiento siempre que éste sea ajeno. El mismo trato que ofrecen a sus torturadores y que sólo servirá para que éstos tiñan con más sangre las huellas de sus crímenes.

Como lo han hecho hasta ahora, lo más probable es queZapatero y Moratinosse sirvan de la penúltima cobardía de Obamapara justificar la suya. Pero se equivocarán si insisten en enredar en Europa a favor de asesinos en serie. Si mantienen su política respecto a los hermanos Castro no sólo serán responsables de lo que ahora ocurre en Cuba, lo serán también de lo que pueda ocurrir. Y puede ser aun más espantoso.

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