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Víctor Llano

El Adolfo Suárez cubano

Este martes se celebró en la nueva sede de la FAES el seminario “Hacia una democracia en Cuba”. En la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales del Partido Popular, Ana Palacio, ministra de Asuntos Exteriores de España; Vaclav Havel, ex Presidente de la República Checa; y Miguel Ángel Rodríguez, ex Presidente de Costa Rica, reflexionaron sobre el presente y el futuro de Cuba.

Aunque acudimos a la cita sin muchas esperanzas de escuchar algo nuevo, sí debemos reseñar tres declaraciones que allí se produjeron. La primera y más sorprendente corresponde a Ana Palacio. A juicio de la ministra, “el Adolfo Suárez cubano ya está en la Isla”. Nunca pudimos imaginar que la diplomacia de nuestro país estuviera tan bien informada de lo que ocurre en la Prisión-grande. Ana Palacio –que no pudo decirnos cuántos presos de ETA disfrutan de la hospitalidad castrista– aseguró con rotundidad que en Cuba vive un hombre capaz de conducir pacíficamente a sus compatriotas hacia la democracia.

Si es cierto lo que afirma Palacio, el estadista –hasta ahora desconocido por todos menos por ella– ha de salir, como Suárez, desde las propias filas de la dictadura. Este dato, aunque insuficiente, nos despeja algunas dudas. No puede ser Oswaldo Payá que jamás fue comunista, ni tampoco ninguno de los disidentes ahora torturados por Castro. Algo es algo. Sin embargo, no somos capaces de aventurar un nombre. Ni nosotros, ni ningún miembro del exilio cubano está tan bien informado como Ana Palacio.

Lástima que la responsable de la diplomacia española silenciara el nombre de la gran esperanza ¿blanca? Desde el pasado martes, todos los que se preocupan por la suerte de los cubanos se hacen la misma pregunta, ¿Quién es su Adolfo Suárez? Ojalá pronto Ana Palacio pueda ofrecernos más datos. No sólo a los que esperamos el fin de la tiranía, también a los propios cómplices de Castro. El coma-andante se entera de todo y en estos momentos ya está buscando a un peligroso infiltrado entre los que tenía por leales. Sin pretenderlo, Ana Palacio ha colocado en un grave aprieto a todos los gerifaltes castristas. Si lo que ha afirmado es cierto y, no confunde sus deseos con la realidad, entre los miembros del régimen se encuentra un traidor.

Después de que la ministra de Asuntos Exteriores esparciera el pánico sobre la mafia comunista, el ex presidente de la República Checa habló de lo que realmente importa en estos momentos. Vaclav Havel propuso que se creara un fondo oficial europeo para ayudar materialmente a la disidencia cubana. Si la iniciativa de Havel es aceptada por la UE, los activistas de los derechos humanos y sus familias se encontrarían un poco más acompañados de lo que han estado hasta ahora. El embajador español en La Habana podía ofrecerse para repartir esta ayuda. Ojalá fuera capaz de poner tanto empeño en este cometido como el que mostró en ayudar a los especuladores españoles que decidieron arriesgar su dinero en la Isla de las doscientas cárceles. Los líderes europeos no han de conformarse con elogiar a Havel. Si de verdad le admiran tanto como dicen, han de poner en marcha lo que ha propuesto y ayudar materialmente y en serio a la disidencia cubana.

Sólo por escuchar al ex presidente de la República Checa mereció la pena acudir a la sede de la FAES. Poco antes de que concluyera el acto con la intervención desde La Habana de Oswaldo Payá, nos enteramos de una iniciativa que puede tener su importancia dentro de pocas semanas. Gerardo Galeote, portavoz del Partido Popular en el Parlamento Europeo, anunció que su grupo pretende que el líder del Proyecto Varela sea de nuevo invitado por la Unión Europea. ¿Permitirá Castro que Oswaldo Payá abandone en estos momentos la Isla-cárcel? Por desgracia, en esta ocasión no podemos ser tan optimistas como lo fuimos cuando Aznar escribió al coma-andante pidiéndole que le permitiese recoger el Premio Sajarov. Entonces aceptamos, hoy quisiéramos equivocarnos y que Payá pueda contarnos en Madrid que a pesar de que están siendo torturados, Martha Beatriz Roque, Raúl Rivero, Óscar Biscet y los demás presos de conciencia mantienen la esperanza de salir vivos de prisión.

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