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Víctor Llano

El modelo chino

Es lo que tienen los supuestos progresistas que sólo defienden los derechos humanos allá en donde les puede servir de propaganda. Para ellos la libertad ajena es siempre lo de menos.

Por lo que nos cuentan los que siempre han bebido en barras castristas, ni siquiera con el auxilio de la sanidad madrileña Castro ha podido vencer una enfermedad agravada por su soberbia y coquetería. El Carnicero de Birán prefirió someterse a una carnicería antes de permitir que le abrieran un agujero en el estómago. Siempre se consideró un tipo con suerte. Creyó que una vez más la fortuna que siempre le acompañó jugaría a su favor. Escogió el riesgo y perdió.

Los que le cuidan le advirtieron del peligro, pero sólo pensó en lo mal que le quedaría un hueco en la barriga. Nadie pudo convencerle de su error. Se equivocó. Por algo es él la única persona que se puede equivocar en Cuba. Así ha ocurrido durante los últimos 48 años. Castro manda y se equivoca. Los demás, obedecen y sufren las consecuencias de sus errores. Al menos en esta ocasión será el carcelero jefe quien pague por su soberbia.

A pesar de que han tratado de desmentirlos, los numerosísimos detalles que hemos conocido sobre el acabamiento del tirano sólo pueden proceder de los que pretenden gestionar su herencia. No le dirán que se murió hasta que no consideren que pueden contar con unos meses para hacerse cargo del inmenso prostíbulo que rodea a las más de doscientas cárceles que ordenó construir el máximo líder de los multimillonarios. Y están muy cerca de lograrlo.

Ya son muchos los que quieren vendernos que Raúl es un tipo dialogante, sentimental, familiar y posibilista. Antes nos pidieron que esperáramos a que se muriera Fidel y ahora nos piden que esperemos a ver qué hace su hermano. La izquierda española siempre les pide a los cubanos que esperen. Hoy intentan convencernos de que es probable que Raúl Castro levante una mano que durante 48 años sólo levantó un vaso de whisky. Quieren hacernos creer que confían en que "El Chino" gestione a "la china" una transición económica que sirva para que sus víctimas renuncien a la libertad.

Como Zapatero, sólo son fieles a sí mimos. Los progres españoles siempre nos dijeron que cuando muriera Castro los cubanos podrían aspirar a la democracia. Ahora que saben que se muere, quieren que nos conformemos con aspirar a un modelo "chino" o, en su defecto, vietnamita. Es lo que tienen los supuestos progresistas que sólo defienden los derechos humanos allá en donde les puede servir de propaganda. Para ellos la libertad ajena es siempre lo de menos. Conocen las mejores habitaciones de los más caros prostíbulos de la Isla-cárcel, pero no se atreven a mirar por la ventana. Ni de lejos quieren ver las doscientas cárceles que le van a permitir a Raúl Castro brindar por la muerte de su hermano.

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