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Víctor Llano

Francisco Umbral

Al articulista del diario "El Mundo" le ha enfurecido que dos periodistas de una emisora de Miami se burlaran de “un pobre anciano que todavía cree estar defendiendo la justicia en el mundo”. Para el escritor español, el “contexto internacional” ha obligado al coma-andante a convertirse en lo que nunca quiso ser. Le resulta insoportable que dos locutores de Miami se rían de lo que no tiene gracia alguna. Sin mucha imaginación, Umbral les llama “gusanitos” y se mofa de que después de medio siglo hayan conseguido tan poco en contra de un “jefe histórico”.

Cuesta aceptarlo, pero el que un día fue brillante articulista sale en defensa de un déspota que acaba de fusilar a tres negritos inocentes que sólo pretendían huir del infierno. Al autor de “Mortal y Rosa” no parecen importarle mucho los cientos de niños que han muerto huyendo de la tiranía castrista. Se ha olvidado ya de que lo peor que le puede ocurrir a un padre es perder a un hijo. Se olvida también de todos los fusilados y del poeta Raúl Rivero torturado junto a miles de presos en Cuba. Aunque asegura que de Castro se puede decir todo, “lo bueno y lo malo”, a su juicio, “lo que no se puede hacer es gastarle bromitas radiofónicas que no hacen sino evidenciar la impotencia de los señoritos de Miami”.

“Gusanitos”, “yanquis completos”, “gamberritos finos de Miami”, todo le sirve a Umbral para ridiculizar a las víctimas de un hombre, que a su juicio, “ha demostrado, al menos, que sabe cómo se perdura en la Historia y últimamente se está haciendo a sí mismo un personaje quijotesco que se enrolla en sus discursos igual que Don Quijote, escarbando sin éxito o con éxito las riquezas del castellano”. Después de cuarenta y cuatro años de barbarie, la admiración de Umbral por Esteban Dido llega al extremo de compararle con Don Quijote.

Y es que la lástima que siente Umbral por el Monstruo de Birán es sólo comparable con el desprecio que muestra hacia sus víctimas. A su juicio, “es ridícula una oposición interior / exterior que en tantos años sólo ha parido un chiste político utilizando voces falsas”. Para el eterno aspirante a entrar en la Real Academia de las Lengua, la oposición a Castro únicamente ha conseguido gastarle una broma cuando ya no es más que viejecito inofensivo. Olvida que la disidencia cubana también ha “parido” a cientos de mártires torturados en las cárceles de la Prisión-grande y a miles de desaparecidos en el Estrecho de la Florida. Prefiere burlarse de los que tiene por “señoritos viejos que hacen surfing en las playas entrenándose para tomar Cuba”.

La verdad no iba a estropearle un artículo escrito desde el inmenso dolor que le produjo la burla en la que cayó un adorable ancianito merecedor de todo respeto. En cualquier caso, podía haber mostrado un poco más de ingenio y no recurrir a calificar de señoritos a los que tienen mucho menos dinero que él.

Cuando –dos días antes que el resto de los periódicos españoles– informamos de la broma que le gastaron al coma-andante, intuimos que la información iba a tener una gran repercusión en España, pero nunca imaginamos que la burla le iba a servir a Francisco Umbral para justificar los crímenes de Castro. El Máximo Líder ya tiene quien le cuide cuando no pueda hacerlo por sí mismo. Lástima que en "El Granma" no paguen tanto como en el diario "El Mundo" y que Cuba no cuente con una Real Academia de la Lengua. Umbral no sólo ha perdido la memoria y el talento, también la vergüenza.

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