Como en alguna otra ocasión recordé en Noticias de Cuba, muchos años atrás mis padres no quisieron que me enseñaran a ser como un asesino en serie y prefirieron regresar a España con más de cincuenta años, un hijo de doce, tres maletas de tela y sin una peseta en los bolsillos. La tiranía castrista se quedó con los ahorros de los mejores años de su vida. No obstante, conociendo el sufrimiento que otras muchas familias han padecido y padecen, he de reconocer que tuvieron muchísima suerte. Éramos tres y los tres logramos escapar de la barbarie castro-comunista.
Lo que no podía suponer entonces es que más de treinta años después sería yo el que tendría que esforzarme en intentar evitar que a mi hijo le enseñaran la patraña que sus abuelos no quisieron que yo aprendiera. ¿Qué fue de España? ¿Qué será de Expaña si se enseña a los niños que "hay sólo un país en el mundo que tiene un desarrollo aceptable y universalizable a la vez: Cuba"? Han leído bien, Cuba. La isla de las más de trescientas cárceles en las que se tortura a más de cien mil presos. Cuba. En donde se mueren de hambre los ancianos que sobreviven en los escombros que rodean los prostíbulos en los que para intentar sobrevivir se prostituyen miles de adolescentes.
No sé cómo me las voy a arreglar, pero creo que por mucho que se empeñen les va a costar enseñarle a mi hijo que su padre le miente cuando le recuerda los crímenes de los hermanos Castro. No puedo impedir que el presidente por accidente insista en que se cierre Guantánamo y no tenga lo que le falta para exigir que también se cierre la cárcel de Guantánamo. Allá Zapatero y su conciencia con lo que quiere enseñarle a sus hijas. Pero al mío que lo deje en paz. Ni será como Guevara ni aceptará como "desarrollo aceptable" lo que no es más que miseria y barbarie.