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Víctor Llano

La sonrisa del Príncipe

Por segunda vez en menos de quince días, Felipe de Borbón ha sido fotografiado junto a Fidel Castro. Nunca antes un terrorista tan sanguinario estuvo tan cerca del heredero de la Corona española. ¿Por qué no fue Ana Palacio la que viajó a Brasil y a Ecuador y se abrazó con el coma-andante en la toma de posesión de Lula y de Gutiérrez? ¿Qué pueden pensar los cubanos cuando después de cuarenta y cuatro años de tiranía ven a Su Alteza abrazándose con su verdugo?

El gobierno de José María Aznar debe cuidar más y mejor la imagen de la Monarquía. Castro es más peligroso que Eva Sanumm, mucho más feo y más nocivo para España. No se le puede pedir al Príncipe que le ría las gracias a Esteban Dido. Si es la señora Ministra de Asuntos Exteriores la que se esfuerza en mejorar las relaciones con el tirano, que sea ella la que se arrime a él.

Ya sabemos que los Borbones son por naturaleza simpáticos, pero una cosa es ser campechano y bromista, y otra muy distinta abrazarse con un gángster que ha robado a miles de españoles y fusilado a cientos de ellos. ¿De qué se reía Don Felipe cuando observaba cómo Chávez saludaba a Castro en presencia de Lula? ¿Dónde está la gracia? ¿Qué hacía el ya no tan joven Príncipe entre estos sujetos? La cortesía diplomática no puede exigir tanta sonrisa. ¿Cuándo olvidarán los cubanos las fotos con el tirano, los negocios con el régimen, las deportaciones de los que intentan huir de la isla cárcel, las recepciones en la Embajada de España y las muchas fiestas en los hoteles del apartheid?

Mientras muchos adolescentes cubanos se ofrecen a los turistas españolas que viajan a la isla, el futuro Rey de España se abraza con la “Gran Madame” de Cuba. Peor imposible. Los cubanos no tienen libertad, ni comida, ni medicinas, pero conservan la memoria y, algún día –tal vez muy pronto– podrán escoger a sus amigos y huir de todo lo que les recuerde tanta miseria moral.

¿Qué están sembrando los españoles en Cuba que no sea odio y rencor? Siempre se lo han puesto muy fácil a los comisarios políticos que escriben en el Granma. Los etarras que en la isla disfrutan de la hospitalidad del Máximo Líder, han podido ver en el órgano oficial del Partido Comunista Cubano cómo el heredero de la Corona Española escucha con mucha atención y respeto a su siempre amable anfitrión. Abrazarse y bromear con el sátrapa que ampara a los miembros de ETA que residen en la isla no es el mejor modo de combatir el terrorismo. Lejos de romper todo tipo de relaciones con un régimen terrorista que ha arruinado la vida de miles de españoles que emigraron a Cuba, el Gobierno de España promociona al disidente más conciliador que tiene Fidel Castro en su cortijo y aplaza para después del “muy esperado velorio” la libertad de los cubanos. Tras cuarenta y cuatro años de humillaciones y desprecios, son muchos los piensan que a los políticos españoles sólo les interesa salvar las inversiones en la que algún día dejará de ser la finca de los hermanos Castro; sin embargo, no les va a resultar fácil, son ya muchas las traiciones que han sufrido los que no han podido escapar de la isla de las doscientas cárceles. Sólo les faltaba ver cómo un príncipe español se abrazaba y bromeaba con su verdugo. Ni la tiranía castrista podía llegar a más, ni la Monarquía Española a menos.

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