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Víctor Llano

Prefirieron no esperar

Puede que Castro agonice en la cama. Es lo más probable. Pero también puede que no todos sus cómplices mueran tan serenamente. Es mucho el odio. Y aún más el miedo. Y también son muchas las armas.

A pesar de que nadie puede conocer con seguridad lo que ocurre en la Isla-cárcel, las últimas noticias confirman que la inmensa mayoría de los cubanos no confían en una transición pacífica y prefieren no esperar a ver qué no cambian los herederos de Fidel Castro.

Los millones de dólares que Hugo Chávez pone cada semana a disposición de los carceleros no logran que sus víctimas no insistan en intentar escapar del paraíso comunista. La muerte de un teniente coronel confirma que todo tiene un límite. La falta de esperanza puede llevar a muchos jóvenes a robar las armas con las que disparar en contra de los que no les dejan escapar de la miseria, las patrañas y la represión.

Puede que Castro agonice en la cama. Es lo más probable. Pero también puede que no todos sus cómplices mueran tan serenamente. Es mucho el odio. Y aún más el miedo. Y también son muchas las armas. Y aunque nadie que no sea un desalmado puede desear que se derrame más sangre inocente, tampoco nadie puede asegurar que las pistolas y las metralletas permanezcan siempre en poder de los mismos.

El último "incidente" es sólo el último que conocimos. Si sabemos de dos es que nos ocultaron muchos más. No conocemos qué sucede en las más de doscientas cárceles. Sabemos de la desesperación que ha llevado a algunos jóvenes cubanos a enfrentarse violentamente a sus carceleros. Mucho más insufrible será la desesperación que sufren los cien mil presos. Pero no podemos saber cómo responden cada mañana a su sufrimiento. No por gusto la tiranía impide que la Cruz Roja entre en sus mazmorras.

No quieren que sepamos. De nada servirá a los cubanosel último informe del Comité para la Protección de Periodistas. Sí nos puede servir a nosotros. Una vez más podemos constatar que los amigos de nuestro Gobierno persiguen a los periodistas que denuncian sus crímenes.

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