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Víctor Llano

Se agotan sus posibilidades

Los seis cubanos que continúan en huelga de hambre en el puesto fronterizo del aeropuerto de Madrid son conscientes de que cada hora que pasa cuentan con menos tiempo para intentar evitar ser deportados a Rusia. Uno de ellos, Ezequiel Cárdenas, ha asegurado a Libertad Digital, que él, Michel Rodríguez y Carlos Sousa han agotado todos los recursos posibles. Distinta es la suerte de Iván Enríquez, René Alonso y Lázaro Cordero. Su abogada, Raquel Amigo, ha confirmado a este periódico que ha interpuesto por ellos un nuevo recurso ante la “Oficina de Asilo y Refugio”, despacho que tiene un plazo de cuarenta y ocho horas para notificarles si acepta o no a trámite esta nueva petición de asilo.

Los cubanos no entienden cómo en Moscú se les permitió comprar un billete de avión para un país como España, que no les permite la entrada si no tienen visado de tránsito. Perdieron todo su dinero en su intento de llegar a Madrid y escapar de la dictadura castrista. Aquí cuentan con familia y amigos, mientras que en Rusia sólo les espera una cultura extraña y un idioma que nunca aprenderán. Ezequiel Cárdenas y sus compañeros saben que jamás podrán regresar a Cuba mientras exista el régimen de Fidel Castro. Los policías castristas ya han visitado a sus familias en la Isla para “interesarse” por los que se atrevieron a huir del “paraíso comunista”.

Los cubanos no ignoran que sólo una urgente decisión política puede evitar que el sábado por la noche sean conducidos por la fuerza a un avión que les lleve a Moscú. Aunque casi todos los políticos españoles se encuentren de vacaciones, alguno quedará en Madrid que pueda hacer justicia a estos hombres que intentan huir de una tiranía. Pocas cosas harían más feliz a Fidel Castro que ver cómo los que huyen de él son encadenados en Madrid y obligados a subir a un avión.

Hace menos de una semana, el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, hizo público su pesar por el hecho de que el régimen castrista se niegue a hablar de derechos humanos. Pues bien, él mismo tiene hoy la oportunidad de ser consecuente con sus palabras y ayudar a los cubanos que quisieron huir de lo que ellos llaman, con razón, “la prisión grande”.

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