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Víctor Llano

Sustancia nigra fetal

son muchos los que sospechan que la tiranía castrista no sólo trafica con drogas, prostitutas y esclavos, también con embriones humanos que obtiene gracias a los cien mil abortos que se practican en Cuba

Siempre ha sido un buen negocio traficar con propiedades robadas. Según el último número de la revista Forbes, la fortuna personal de Fidel Castro alcanza los 550 millones de dólares, por lo que es cinco veces más rico que hace dos años. El líder de la robolución ha obtenido gran parte de su capital de las tiendas de recuperación de divisas, donde el 50% de los cubanos gastan los pocos dólares que reciben de sus familiares en el extranjero. Uno de los mayores éxitos de Fidel Castro es haber logrado –gracias a sus rehenes– que los que huyeron de él, continúen trabajando para él.
 
El verdugo de varias generaciones de cubanos y sus hijos, también se han enriquecido con la venta de vacunas y otros fármacos que exporta la empresa Medicuba. Los cubanos tienen que llevar las medicinas, la comida, las sábanas y las toallas a los hospitales, sin embargo, sus verdugos son multimillonarios en dólares gracias a la exportación de medicamentos. Es más, son muchos los que sospechan que la tiranía castrista no sólo trafica con drogas, prostitutas y esclavos, también con embriones humanos que obtiene gracias a los cien mil abortos que se practican en Cuba todos los años.
 
Por su interés, reproducimos los pasajes más significativos de un artículo de Óscar Taffetani que se publicó en Nuevo Siglo: “Científicos cubanos del CIREN –Centro Internacional de Restauración Neurológica– descubrieron, empíricamente, lo que llaman "sustancia nigra fetal", constituida por las células raquídeas y por el tejido neuronal de un ser humano nonato (vulgarmente, "embrión"). Los científicos cubanos descubrieron también que la sustancia nigra fetal, trasplantada a un individuo adulto, ayuda notablemente a la regeneración del tejido nervioso. “Gracias a la sustancia nigra fetal –uno de sus descubrimientos– el CIREN ganó fama en el mundo entero, por lograr la rehabilitación cerebral de muchos pacientes. Claro que para que la sustancia nigra fetal pueda trasplantarse, el embrión –el ser humano nonato– debe estar entero y latente (es decir, vivo).
 
Horrores como los que relata Taffetani le sirvieron a Fidel Castro para quintuplicar su fortuna en sólo dos años. En Cuba no mueren niños, los matan dentro de las entrañas de sus madres. Tal vez algún día conozcamos hasta dónde llegó la barbarie. Lo que ocurre en los penales castristas puede no ser nada comparado con lo que sucede en las “maternidades”. El régimen no puede ofrecer a los cubanos medicinas ni sábanas; sin embargo, desde hace muchos años le sobra sustancia nigra fetal que poner al servicio de millonarios que necesitan regenerar su tejido nervioso.
 
Los herederos de Fidel Castro harán todo lo que esté en su mano con tal de borrar tanta monstruosidad. Ya lo hacen. La tiranía castrista no permite que Hilda Molina –neurocirujana y ex directora del Centro Internacional de Restauración Neurológica– abandone la Isla de los cien miel abortos anuales. Lejos de los que hoy tiene por carceleros, la muy inquietante doctora Molina podría explicarnos que lo que en el país de las doscientas cárceles y de los cien mil presos llaman interrupción del embarazo, no es otra cosa que el más siniestro de los negocios del Vampiro de Birán.

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