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Víctor Llano

Todo por la pasta

Europa no se acercaría ahora a Fidel Castro si esté no pudiera chantajearles con las inversiones que centenares de empresarios sin escrúpulos pusieron bajo sus custodia en el momento en que más lo necesitaba

Miguel Ángel Moratinos puede sentirse satisfecho y brindar con el vino francés que tanto le gusta. Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea han aprobado la suspensión temporal de las tímidas sanciones diplomáticas impuestas a la tiranía castrista en junio de 2003. La alianza de las civilizaciones que propone Zapatero ha cosechado un nuevo éxito. Al Gobierno español no le bastó con traicionar a los iraquíes rindiéndose a sus verdugos –lo de Irak fue sólo el principio de la ignominia– entre sus planes también estaba el de dejar tirados a millones de descendientes de españoles, sólo que en este caso no podrá servirse de una promesa electoral en la que justificar la infamia que representa trabajar para su tirano y despreciar su sufrimiento.
 
Los cubanos no olvidarán que fue el embajador español en La Habana el pionero que abanderó la traición europea a los activistas de los derechos humanos que no se resignan con su suerte. Carlos Alonso Zaldívar –incumpliendo los compromisos con la UE– les advirtió el 12 de octubre de que prefería tomar copas con sus verdugos antes de aburrirse escuchando sus desgracias. ¿Cabe mayor bajeza?
 
Tal vez a Zapatero no le importe mucho, pero si se asomase a algún periódico del exilio cubano podría leer frases como las que cuelgan desde hace una semana de la cabecera de La Nueva Cuba, “Cubanos, no olvidemos que el PSOE es el responsable ante la Historia de semejante monstruosidad…. Zapatero y sus compinches, del brazo de los rapaces e inmorales inversionistas españoles, apuntalan la tiranía para continuar el saqueo de Cuba y la explotación inmisericorde de los obreros cubanos”.
 
Al final se trata sólo de pasta. Europa no se acercaría ahora a Fidel Castro si esté no pudiera chantajearles con las inversiones que centenares de empresarios sin escrúpulos pusieron bajo sus custodia en el momento en que más lo necesitaba. Por fortuna, en el Viejo Continente aún viven hombres capaces de denunciar semejante afrenta. En un artículo publicado en el diario francés Le Figaro, titulado “El indecente homenaje a Fidel Castro”, Vaclav Havel asegura que "una de las instituciones democráticas más poderosas del mundo, la Unión Europea, no tiene ningún escrúpulo al hacer una promesa pública a la dictadura cubana para instituir de nuevo un apartheid diplomático". El ex presidente checo acusa a los embajadores europeos en Cuba de "preparar sus listas de invitados según los deseos del Gobierno cubano" y considera que "la visión política estrecha del primer ministro español, el socialista José Zapatero (sic) lo demuestra".
 
No creo que en Cuba residan hoy muchos checos; sin embargo, para vergüenza de millones de europeos decentes, fue su país el único que intentó neutralizar la traición que ideó con tanto éxito el líder que salió del 11-M. En cualquier caso, las críticas de personas honradas como el ex presidente Vaclav Havel no parecen hacer mella en la conciencia del rey de la selva; no sólo quiere llevarse bien con Fidel Castro, también se comprometió a venderle armas a su compadre. Al Gobierno español no le preocupa que los buques de guerra que venderá al Gorila Rojo, podrían, en un futuro no muy lejano, utilizarse en contra de los propios venezolanos y, si fuera necesario, al servicio de la tiranía castrista.
 
Los cubanos y los venezolanos ya han podido comprobarlo, la huida de Irak fue sólo el principio de la traición a los pueblos y los hombres que no aceptan rendirse ante el terrorismo y la barbarie. Es lo que tenemos que agradecer a los que dejaron volar la cometa homicida que en marzo asesinó a 191 inocentes. Nadie se alegró más que se alegró Fidel Castro de la masacre de Madrid. ¿O sí? Mejor lo dejamos.

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