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Víctor Llano

Zapatero no puede mirar para otro sitio

Moratinos tiene que hacer algo más que pedirle a su embajador en La Habana que se informe sobre la penúltima y brutal ola represiva que se ha desatado en la Isla de los cien mil presos.

Miguel Ángel Moratinos presumió no hace mucho de que la tiranía castrista había excarcelado a Martha Beatriz Roque gracias al diálogo que el Gobierno español ofreció al régimen cubano. Mintió. Castro concedió a la disidente una licencia extra-penal por motivos de salud. No quiso que muriera en prisión. Entonces –como ahora– los que quieren heredarle le convencieron de que no le convenía convertir a Martha en héroe y asumir los reproches de los progres liberticidas europeos que sólo le riñen para salvar la cara y cuando no les queda otra.
 
Este viernes –gracias entre otros a los que le ofrecen buenas palabras y todo el tiempo del mundo para rectificar– volvió a detener a Martha junto a otros 20 disidentes. En esta ocasión la presidenta de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba permaneció sólo unas horas en un calabozo infecto; no obstante, sus compañeros continúan encarcelados. El ministro español de Asuntos Exteriores no puede conformarse con expresar su preocupación desde Pekín. Moratinos tiene que hacer algo más que pedirle a su embajador en La Habana que se informe sobre la penúltima y brutal ola represiva que se ha desatado en la Isla de los cien mil presos.
 
El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero es el padrino de Castro en Europa. Por tanto, es también responsable de lo que está sucediendo en la capital de la Isla-cárcel. La ciudad está tomada por grupos paramilitares. Los perros del amo acuden raudos cuando oyen su llamada. El descontento de la población –harta de apagones, de hambre y de patrañas– sólo se podrá reprimir con más actos de repudio y más prisión.  Nadie sabe lo que puede ocurrir de aquí al 26 de julio.
 
Zapatero y Moratinos no pueden mirar para otro sitio. Alimentaron a la bestia. O renuncian a dialogar con el  Monstruo de Birán, o con toda justicia sus víctimas les culparán de lo que pueda hacer con ellos el verdugo al que el líder que nació el 11-M ofrece diálogo y buen talante.

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