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Victoria Llopis

Educación para la Ciudadanía y contra la Nación

Nadie defiende lo que no ama, y nadie puede amar aquello que no conoce. A los niños de la LOGSE se les ha hurtado deliberadamente el conocimiento mínimo de quiénes son y de dónde vienen

Educación para la Ciudadanía es fuente inagotable de comentarios, puesto que según avanza su concreción resalta aún más su papel cardinal en el proyecto político de Rodríguez Zapatero, confirmando una y otra vez la validez de la afirmación de Peces Barba en un artículo periodístico del 22 de Noviembre de 2004: "Con esta iniciativa el Gobierno habrá justificado la Legislatura."

No nos centraremos hoy en sus aspectos morales, que están provocando el rechazo masivo de los ciudadanos padres de familia. Ni vamos a profundizar en las consecuencias de las afirmaciones de Victorino Mayoral en un programa radiofónico el día 11 de septiembre de 2007 donde reconoció que Educación para la Ciudadanía buscaba "contrarrestar los valores del neoliberalismo conservador", o sea, buscaba expresamente interferir en las futuras preferencias políticas de los votantes.

Hoy nos vamos a fijar en las consecuencias que el desarrollo de la LOE tiene sobre el proyecto de España, de vehículo capital para la deconstrucción de la Nación Española.

Publicaba este martes el diario El Mundo un reportaje sobre los libros de texto de Educación para la Ciudadanía y de otras asignaturas como Historia en las diversas comunidades autónomas.

Ya en septiembre de 2006 el parlamentario del PP vasco Santiago Abascal hizo público un informe que analizaba los libros de texto de Conocimiento del Medio de las seis editoriales más vendidas en el País Vasco. El informe contabiliza los numerosos mapas de "Euskal Herria", donde se incluían datos de Navarra, en clara intención anexionista. Observaba con acierto que el problema viene cuando los mapas geográficos o culturales se emplean como excusa para construir un mapa político, de modo que el señalamiento de los montes, ríos, el tipo de clima, la densidad poblacional, las tribus históricas, o cualquier otro elemento sirve para mantener la ficción de que "Euskal Herria" es una nación independiente o que, al menos, ha de serlo. Se evitaba sistemáticamente usar el término España y se empleaba a cambio el de Estado Español o incluso Península Ibérica.

En el reportaje de este martes se nos hacía saber que, claramente, la Historia y los datos políticos que estudian los alumnos varían ostensiblemente de una a otra Comunidad Autónoma, y señalaba ejemplos prodigiosos: en Barcelona no encontrarán nada sobre el Siglo de Oro. En Andalucía estudiarán la Guerra Civil como si se tratara de una invasión por parte de fuerzas de ocupación. En su libro de Historia para 4º de ESO, la editorial Santillana dedica dos páginas a la Constitución. Esas pobres dos páginas desaparecen del libro que la misma editorial vende en el País Vasco. El mismo libro por parte de la editorial Santillana incluye en su capítulo "España, del Franquismo a la democracia" una foto del Rey firmando la Constitución en el Congreso. El mismo libro en el País Vasco sustituye la imagen del Rey por una foto de la actriz Aitana Sánchez Gijón en el Festival de Cine de San Sebastián. Manual de Ética de Santillana para 4º de la ESO: capítulo "¿quién tiene autoridad?". En el País Vasco el Rey es sustituido por el Palacio de Justicia de esa Comunidad Autónoma. Libro de Historia de 4º de la ESO de la editorial catalana La Galera: tiene más relevancia la imagen del subcomandante Marcos que la del Rey de España. Editorial Vicens Vives, libro de Historia de Bachillerato para Extremadura: destaca la creación de la Formación Regionalista Extremadura Unida, que en los comicios del 2003 obtuvo 200 votos.

El resultado es una fragmentación educativa en 17 explicaciones distintas de una misma realidad, con la generación interesada de sentimientos de agravio entre las diversas regiones, y sobre todo, odio hacia lo español. ¿Cómo ha sido posible llegar a este punto de manipulación?

Sencillamente, porque nadie defiende lo que no ama, y nadie puede amar aquello que no conoce. A los niños de la LOGSE –varias generaciones ya– se les ha hurtado deliberadamente el conocimiento mínimo de quiénes son y de dónde vienen. Y hay que volver a explicar a los niños y jóvenes la Historia de España, la de verdad, sin mutilaciones, porque si no, es imposible que se sientan parte de nada común.

Estuvo muy acertado Alberto Recarte en un artículo-comentario sobre el libro de Alicia Delibes, La gran estafa, donde sostenía la tesis de que ante el fracaso escolar propiciado por la LOGSE, las familias habían capeado el tema de contenidos apuntando a sus hijos a academias y actividades extraescolares. Por eso el fracaso escolar no había sido aún tan pavoroso. Pero los resultados del desprecio sostenido por nuestro pasado común, eso le parecía difícilmente recuperable. Cada día que pasa, vemos confirmarse esta impresión.

Porque si cada niño estudia sólo la historia (con minúscula) de su región y sólo tiene en el aula el mapa de su Comunidad Autónoma, no haremos nada. Y si encima les transmiten que la idea de España es un concepto negativo (el "arrebato de automutilación" de que hablaba Solzhenitsyn) no avanzaremos en absoluto.

España ha sido siempre un país de hombres libres. Como explica Sánchez Albornoz, la inexistencia de feudalismo como en el resto de Europa posibilitó la consolidación temprana de una Nación de hombres libres y orgullosos de su patria.

Muchos países europeos incluyen en sus programas de Educación para la Ciudadanía expresamente el estudio de los nombres y las hazañas de sus héroes nacionales, y por supuesto sus símbolos patrios, porque la vinculación del ciudadano con la Nación incluye necesariamente estos elementos emotivos. En la República Checa, por ejemplo, se habla de Educación para el Patriotismo. En nuestra Educación para la Ciudadanía no hay ninguna apelación al amor a la Patria, a nuestros símbolos, a nuestros héroes. A la vista de lo anteriormente comentado parece que más bien hay un empeño en hacerlos desaparecer.

Lo que Vaclav Havel llamaba "vivir en la verdad" es el más acuciante imperativo del tiempo que nos ha tocado vivir.

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