El temor de algunos partidos porque se “politice” o se saque algún “rédito” del inmenso dolor que sufre la capital de España solo se justifica si de alguna forma se cree tener responsabilidad.
La debilidad de ETA se ha visto reflejada este trágico 11 de marzo. Para los familiares de las víctimas nunca habrá consuelo suficiente. Les será difícil creer que una organización débil pueda tener tanta fuerza y éxito en hacer daño, pero es así, los débiles y los cobardes se expresan más fácilmente por la espalda, en la noche, en la sorpresa, con el asesinato.
Denunciar y condenar a ETA no debería bastar. Los objetivos que persigue ETA y el pensamiento -que la nutre y guía- también han de ser condenado. Los delincuentes y asesinos cuando se organizan lo hacen en torno a una ideología afín, a iconos como el Che y personajes como Arana, que les dan un aval para ellos seguir cometiendo sus mismos crímenes, ya sean estos físicos como excluyentes, racistas y xenófobos.
Es injusto, sobre todo para las víctimas, eludir las responsabilidades que se infieren de una conducta permisiva de algunas formaciones políticas para con el terrorismo. Se es permisivo – con tal de gobernar- cuando se forman coaliciones junto a partidos que son capaces de sentarse a una misma mesa con los asesinos. Cuando algunos partidos cuestionan no solo la legalidad propia – como la ilegalización de una organización colaboradora de ETA, poniendo en tela de juicio a la Justicia –, sino también, la legalidad de otros países como EE.UU. porque se condene a espías al servicio de un estado terrorista como Cuba.
Tampoco es lógico que se sea capaz de criticar al pueblo de Israel por crear una valla de seguridad -queriendo evitar lo que ha pasado este fatídico día en Madrid- y ahora se molesten porque alguna prensa israelí catalogue a los asesinos de ETA como grupo separatista. Es que acaso Europa y España se olvida de la “cobertura diplomática” que le da diariamente a “ex terroristas” como Arafat ó cuando se refieren a los suicidas palestinos como mártires y nunca como terroristas. ¿Por qué nadie critica el homenaje de Arafat a Mohamed Abu Abbas? Un terrorista confeso y capturado en Iraq por las fuerzas de la coalición, responsable del secuestro del buque Achille Lauro en 1985 y la muerte del pasajero judío estadounidense de 69 años Leon Klinghoffer, al que lanzaron por la borda en su silla de ruedas.
La hipocresía en la política nunca consolará a las víctimas y eso los políticos deben tenerlo claro. Si para gobernar creen los candidatos que solo basta dominar el arte de la persuasión y la oratoria, muy mal andan. El pueblo español hoy sufre más, pero solo deberá cerrar los ojos para ocultar la lágrima del dolor, deberá abrirlos para asegurar su futuro. Su voto, en las elecciones, será el castigo a los errores de los que ahora quieren eximirse de sus responsabilidades con lágrimas de cocodrilo.