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Zoé Valdés

La mezquindad del 'peuple'

Ya no veo los Goya, me recuerdan demasiado a aquellas entregas del Girasol de Opina en Cuba, donde todo el mundo tenía que hacer una película política y su discurso político

Conversaba hace unos días yo con un intelectual francés que me decía que le peuple (el pueblo) siempre se comporta de manera mezquina; yo intenté salir en defensa del pueblo, pero la verdad es que mis argumentos eran demasiado flojos comparados con los suyos. Quedamos entonces en que el pueblo no sólo es mezquino, es además superficial, ignorante, por no decir bruto o estúpido. La cosa no es tan sencilla como pareciera, pero lo que sí es un hecho es que el pueblo se deja manipular fácilmente por esos izquierdosos, "revolucionarios" de pacotilla, que en lugar de llevar una vida como el común de los mortales pertenecientes au peuple, más bien todo lo contrario, viven como reyes, se ponen unos sueldos enormes y se van de vacaciones a lugares de ensueño, a los que ya quisiera ir ese mismo pueblo que ellos manipulan y engañan a su antojo. Pero ese pueblo, pase lo que pase, sea lo que sea, los sigue.

El mejor ejemplo lo estamos viendo en España. Un país al borde de la quiebra. ¿Quiénes lo dejaron así? Los socialistas, Zapatero y compañía, y en esa compañía estaba Rubalcaba, desde luego, que hoy se llena la boca para criticar la gestión de un gobierno al que ellos mismos no dejan gobernar. Mucho que pedían que la oposición se comportara con elegancia, pero ellos se comporta como bueyes. Y el peuple al parecer ha olvidado la gestión del gobierno anterior y no ve cómo se comportan en tanto que oposición.

A pocas semanas de un cambio de gobierno por la vía democrática el pueblo español se lanza a las calles a protestar en contra de las reformas laborales de Rajoy, medidas con las que no estoy de acuerdo, pero cabría preguntarse: ¿los socialistas dejaron alternaticas mejores? ¿No fue por culpa de esa pésima gestión económica de los socialistas que hoy España está como está, sin apenas opciones? ¿Salieron a las calles esos cientos de miles de españoles en contra del gobierno de Zapatero a pocas semanas de haber sido elegido este socialista? Ni de coña, al contrario, al parecer estaban en el séptimo cielo con esa energúmena elección que hicieron, una elección emocional, antes de que se investigara lo que sucedió realmente el 11-M, y de lo que todavía no se ha obtenido toda la verdad. Sin reflexionar, los españoles, en su día, condenaron a Rajoy, lo culparon indirectamente de lo sucedido el 11-M. Todos recordaremos que las encuestas apuntaban a que ganaría Rajoy muy por encima de Zapatero, y no sucedió así. Unas bombas cambiaron el voto de millones de españoles.

Ahora, nuevamente, el pueblo le pasa la cuenta a Rajoy, ¿salieron a manifestar –pregunto nuevamente- en época de Zapatero? Muy poco, yo diría que nada, en comparación con lo que estamos viendo. ¿Salió esa izquierda polvorienta a cuestionar a sus líderes? ¡Qué va! Y si pudieran seguir eligiéndolos, lo harían, perseculum perseculurum, porque la gente prefiere tener la sensación de ser asistida y protegida a tomar su destino entre las manos e ir adelante. Eso de tomar su destino entre las manos les suena demasiado capitalista y burgués. Y ellos son, por excelencia, anticapitalistas… (En este instante no puedo evitar la carcajada) ¿Anticapitalistas ellos? Veamos, si lo son realmente:

Yo ya no veo los Goya, me recuerdan demasiado a aquellas entregas del Girasol de Opina en Cuba, donde todo el mundo tenía que hacer una película política y su discurso político, a favor del castrismo, por supuesto… La última vez que vi los Goya fue cuando el actor cubano, pro castrista tapiñado, Jorge Perugorría hizo un discursito cuestionando la democracia en España, cosa que no hace, claro está, en la entrega de premios de Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana; pero, pasada aquella mala impresión, esta vez me dije que los vería dado que me embullé con unos amigos…

Los vi, bueno, lo mejor de la ceremonia fue cuando Eva Hache imitó las coreografías del viejo Hollywood, y cuando los actores la acompañaron cantando en el mismo estilo, todo sumamente requetecapitalista, por cierto. Lo peor de la ceremonia fueron los mismos premios, salvo unos pocos dados muy justamente, el discurso de la señora Isabel Coixet, que fue más lamentable que la intervención del tal Muletilla (un colado), y del abominable enmascarado de Anonymous (otro colado), ¡por dios, qué careta tan fea se han buscado esos para firmar su anonimato! Por cierto, ¿no está prohibido taparse el rostro por razones de seguridad? En Francia existe una ley que prohíbe velarse y taparse el rostro, una ley que los de Anonymous violan al presentarse nada más y nada menos en programas televisivos para contar cómo aterrorizarán a los ricos bajo ese horrendo enmascaramiento. Todavía no les he oído un plan concreto para tumbar a una dictadura, ni siquiera para tumbar a los ladrones de los bancos, sin embargo tiene un ego que se lo pisan, ellos se creen los Robin Hood de la modernidad izquierdosa y se la pasan de tele en tele con un blablablá al que todavía no le he encontrado el fundamento.

¿Hizo la noche de los Goya algún reproche el pueblo cinéfilo y cinematográfico a los excesivos derroches del antiguo gobierno? De ninguna manera, el pueblo sentado en las lunetas, y los artistas en el escenario, condenaron de antemano al nuevo ministro de Cultura, dieron por sentado que las ayudas se acabarán con él, y pregonaron aquello de que la Cultura debe ayudar al cine. Señor, el cine se hace para los espectadores, son ellos los que deben pagar el cine, son ellos los que con su asistencia harán los millones y millones que servirán para seguir haciendo cine. Un cine subvencionado solo dará filmes mediocres como el documental del juez Garzón. Y miren que no estoy en contra de las ayudas al cine, las que considero más que necesarias, ayudas que por demás solo reciben los cineastas izquierdosos. Pero me gustaría saber si a uno de estos cineastas zapateriles le hubieran propuesto un documental sobre Orlando Zapata Tamayo o sobre Wilman Villar Mendoza, o sobre Laura Pollán y las Damas de Blanco, o sobre las víctimas del Remolcador Trece de Marzo, y de otro lado un documental sobre el juez Garzón, ¿por cuál se habrían decidido? Adivinen ustedes… Es fácil, les argumentarán que tal vez al pueblo, le peuple, le interese más Garzón, que es un personaje más famoso, que el resto de los inditos o negritos, cubanitos de medio pelo… ¿o no? De hecho, me apuesto lo que sea que en el próximo Festival Internacional de Cine de La Habana los cubanos podrán ver el documental de Coixet sobre el juez de marras, pero no podrán ver nada que tenga que ver con los nombres de esos cubanos que les he mencionado.

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