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Federico Jiménez Losantos

Un millón casi: faltaba el PSOE

Zapatero y Polanco (su aliado fundamental, sin el que todo el tinglado se vendría abajo) siguen decididos a pactar con la ETA y contra el PP

Ni los más optimistas entre los convocantes de la manifestación, la AVT, soñaban con reunir una multitud tan gigantesca como la congregada en Madrid en respaldo a las víctimas del terrorismo y en rechazo a la política gubernamental de negociación con la ETA. Ni los más optimistas dentro del PP pensaban que su apuesta por la política de firmeza frente a la banda criminal y contra sus aliados tácitos o expresos, entre los que figuran los separatistas de toda la vida, los comunistas de casi siempre y los socialistas de ahora mismo, iba a tener, en una tarde madrileña de fin de semana y calor agobiante, un éxito de convocatoria tan abrumador. Por supuesto, la manifestación tendría el mismo valor si hubiera reunido a veinte mil personas, porque lo que defendía es moralmente impecable y políticamente razonable. Pero reunir a cerca de un millón de personas con el Gobierno y toda su batahola mediática en contra no supone sólo un extraordinario respaldo social e ideológico a la AVT sino que muestra la solidez y la amplitud del rechazo que en la sociedad española despierta la política de pacto con la ETA y sus cómplices de Perpiñán o Estella, y, en consecuencia, contra las víctimas y contra el PP.
 
Si el siniestro Peces Barba, la patética Pilar Manjón y este Gobierno de extrema izquierda que padecemos tuvieran el más elemental sentido de la dignidad, dimitirían de su cargo, dejarían de traicionar a las demás víctimas o abandonarían su cobarde política de claudicación ante el terrorismo y el separatismo. No lo harán, porque siguen el guión necio y criminal de quienes piensan que se puede volver la espalda a media España para que los terroristas de ETA les permitan tener más Poder por más tiempo. Estúpidos. Ni la ETA va a hacerles el trabajo limpio —lo suyo siempre será el trabajo sucio—, ni media España va a resignarse a seguir borreguilmente las consignas de la SER y el Pirulí. Parodiando a Churchill, puede decirse que han elegido la indignidad para mantener su comodidad. Ya chapotean en la indignidad pero no tendrán comodidad... ni dignidad.
 
Ahora bien, no cabe engañarse: Zapatero y Polanco (su aliado fundamental, sin el que todo el tinglado se vendría abajo) siguen decididos a pactar con la ETA y contra el PP. Para ello, proseguirán su abyecta labor de dividir, calumniar y deslegitimar a las víctimas del terrorismo y a todo lo que representan. No lo conseguirán, pero seguirán intentándolo con toda la malicia, la artería y fiereza totalitaria tantas veces demostradas. Por todo ello, esta del sábado 4 de junio de 2005 debería ser sólo la primera de muchas manifestaciones que han de recuperar la calle para todos los españoles dispuestos a derrotar a la ETA, no a congraciarse con ella, que son la inmensa mayoría, como se ha visto en Madrid. Casi un millón de personas. Con el PSOE, hubiera habido un millón. Pero como se ha puesto contra las víctimas y contra el PP, es evidente que la manifestación ha sido también contra Zapatero. A cambio de su ausencia, y de esa negociación que supone traicionar a la libertad y a España, el inquilino monclovita tiene ya en su haber un símbolo que ningún presidente del Gobierno en la democracia ha merecido: “zETAp”. Si tiene un mínimo de capacidad intelectual, reflexionará.

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