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Alejandro A. Tagliavini

¿Fin del peronismo?

Pero "la yerba mala nunca muere”, dice el refrán. De manera que los argentinos nos debemos preparar para seguir siendo gobernados por mucho tiempo por este partido, fascista en sus orígenes, hoy abiertamente izquierdista

A principios de 2002, el peronista Eduardo Duhalde fue elegido por el Congreso argentino para terminar el mandato presidencial truncado de Fernando De la Rúa. En 2003 se realizaron elecciones presidenciales y, para evitar el triunfo de su archienemigo el peronista Carlos Menem, Duhalde apoyó a un casi desconocido Néstor Kirchner, otro peronista que perdió contra Menem, pero este último, al no presentarse a la segunda vuelta electoral, le dejó el camino allanado a Kirchner.
 
Con vistas a las elecciones legislativas del 23 de octubre y ahora enfrentado con su mentor Duhalde, el discurso de Kirchner cambió. "Venimos del mayor de los infiernos... Cuando escucho hablar... los que fundieron... la Argentina, a los que salieron corriendo y dejaban los escritorios en mis manos.... los que saquearon la patria... me da mucho dolor", dijo refiriéndose a quien lo hizo presidente.
 
Luego, el diputado Luis D'Elía, uno de los piqueteros oficialistas, aseguró que "El duhaldismo es un gran cartel de la droga..." Curiosamente, el gobierno de Kirchner salió a desmentirlo. Como era de esperarse, D'Elía fue citado por un fiscal federal para que ratifique, aclare y ofrezca las pruebas que tiene acerca de sus denuncias. Y este continuó: "La verdad es que estamos hartos de las ligazones entre política, droga y policía". Luego remitió a la Justicia un escrito donde asegura que Duhalde es "quien organiza y financia el denominado 'cartel de la droga'... el estupefaciente es ingresado al país desde Bolivia y Colombia, procesado y acondicionado… y exportado a Europa vía España".
 
El ministro del Interior de Kirchner advirtió que el peronismo atraviesa "una de las peores crisis" de su historia y vaticinó que esa fuerza puede "extinguirse". El heterogéneo peronismo se presentará dividido en las próximas elecciones a raíz de las duras peleas entre la corriente progresista que lidera el presidente Néstor Kirchner y la ortodoxa, que consiguió quedarse con la estructura del Partido Justicialista (PJ) fundado por Juan Domingo Perón, de Eduardo Duhalde. Al respecto, el “académico” ministro del Interior sugirió “que se metan en el culo la marcha" peronista, que representa al PJ.
 
La batalla principal la protagonizarán la primera dama, Cristina Fernández (por el Frente para la Victoria) y la esposa de Duhalde, Hilda González (por el PJ), quienes compiten como candidatas a Senadoras por la provincia de Buenos Aires.
 
Pero no todo es pura bohemia. Los 39 partidos nacionales argentinos y los 600 distritales mueven una gran cantidad de dinero. Comparten los 6,6 millones de dólares que el Estado destina cada año para su financiamiento, el llamado Fondo Partidario Permanente. Hay que sumarle el Fondo Público para Campañas, que sólo se realiza en años electorales como éste y se distribuye según los votos obtenidos en un promedio de elecciones anteriores, privilegiando a los partidos más votados. Así, sólo por oficializar una candidatura presidencial, a partidos que obtuvieron apenas 2% de los votos, el Estado les pagó un promedio de 100 mil dólares.
 
Pero hay mucho más, como el financiamiento destinado a que los partidos impriman ellos mismos las boletas electorales. Reciben unos 40 mil dólares por partido. Y hay que añadirle las donaciones privadas. En las últimas elecciones presidenciales, la facción que apoyó a Kirchner dijo haber gastado 927 mil dólares en la campaña. Poder Ciudadano, una destacada ONG, asegura que su gasto real fue de 3,7 millones de dólares. Para muchos, el partido es un sello de goma con el cual se hacen negocios.
 
Todo sea por la unidad familiar. De las 24 bancas que se renuevan en el Senado, 10 serían ocupadas por parientes de caudillos provinciales. En la familia presidencial, la esposa y la hermana de Kirchner ingresarían al Senado.
 
Pero "la yerba mala nunca muere”, dice el refrán. De manera que los argentinos nos debemos preparar para seguir siendo gobernados por mucho tiempo por este partido, fascista en sus orígenes, hoy abiertamente izquierdista.

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