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Antonio Robles

La esquizofrenia de Piqué y el PP

En Cataluña, o te opones o colaboras. Un ciudadano tiene más salidas, un político no. Y un político de un partido de ámbito nacional, menos. Como Montilla, Josep Piqué también quiere pactar con el nacionalismo.

Josep Piqué tenía un plan, pero fracasó. Pretendía colaborar y no enfrentarse abiertamente en la elaboración del Estatuto. Partiendo de los complejos propios del síndrome de Catalunya, trataba de no herir la sensibilidad catalanista en un intento de que el PP fuera aceptado como un partido normal en Cataluña. Tenía la esperanza de que el Estatuto no saldría adelante y, si así iba a ser, ¿por qué deteriorar aún más la imagen del PP? Guardaba además la secreta esperanza de que el recién iniciado Tripartito demoliese a CiU si lograba mantenerlo alejado del poder durante años.


En esas circunstancias, Unió y otros militantes de Convergencia podrían tener la tentación de apostar por el pacto con un PP catalanista alejado de la línea dura que había marcado Vidal-Quadras. Así, por fin, el PP nacional podría recuperar el electorado de centro derecha que tuvo un día la UCD de Suárez. El rédito era evidente: El PP se rehabilitaría en Cataluña y podría Gobernar en España con mayor probabilidad. Los costes vendrían de la mano de un PP catalanista que traicionaría a su electorado natural.

La aprobación del Estatuto arruinó sus planes El entendimiento entre PP y Unió se hizo muy improbable. Para colmo, CiU se ha rehabilitado después del fracaso del Tripartito. ¿Qué hace entonces Piqué, erre que erre, empecinado en seguir esa estela sin oponerse abiertamente a la política nacionalista de Convergencia mientras el PP nacional lleva el Estatuto al Tribunal Constitucional? Pues, sin lugar a dudas, fabricar más catalanismo, mendigar un rincón en el oasis. Es el síndrome de Catalunya.

En Cataluña, o te opones o colaboras. Un ciudadano tiene más salidas, un político no. Y un político de un partido de ámbito nacional, menos. Como Montilla, Josep Piqué también quiere pactar con el nacionalismo. Según él, un pacto CiU-PP es la única alternativa al Tripartito. "Es de bien nacidos ser agradecidos", le dijo a Artur Mas recordando el apoyo prestado por el PP durante los ocho años del Gobierno Aznar a Pujol: Debería "agradecer" al PP –le recordó a Mas– que "si hoy es candidato y en su momento conseller en cap y de Economía" es porque "recibió el apoyo del Partido Popular".

Patético. Piqué desangrará al PP de Cataluña. Cualquier votante de esta formación política ha de tener claro que su voto en estas autonómicas se circunscribe al Parlamento de Cataluña. Es en éste y no en el Congreso de los Diputados donde influirá para bien o para mal. Dar un voto a este criptoconvergente es dar apoyo al Estatuto más reaccionario de la historia y al nacionalismo. Su tibieza se confunde con la colaboración, su predisposición al pacto, con la asunción de que en Cataluña no se puede hacer otra política que no sea la catalanista. Grave error de Piqué en el mejor de los casos.

Mientras la tierra se hunde a su alrededor, enreda y confunde a la opinión pública. Busca el pacto con el nacionalismo convergente y para despistar lanza al aire falsas salvas de contactos con Ciudadanos. La misma política que Montilla, aparentar que se está con el discurso de Ciudadanos, pero prepararlo todo para pactar con los nacionalistas. Lamentable proceder. Ciudadanos es un partido autónomo que nunca pactará con el nacionalismo ni dará su apoyo a sucursales de partidos nacionales que colaboren con partidos nacionalistas.

Mientras el PP nacional presenta recurso de inconstitucionalidad contra 144 artículos y 12 disposiciones del Estatuto de Cataluña, el PP catalán de Piqué se dedica a mendigar un pacto con Convergencia. En vez de arrastrarse en busca de apoyos, mejor le iría tener principios y defender ideas. Al menos no se suicidaría.

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