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EDITORIAL

...y una tiranía a pleno rendimiento

Posiblemente éste sea un aviso de que la represión en Cuba sigue a su máximo nivel, para que nadie se confíe por el mero hecho de que el dictador oficial seguramente no vaya a salir de la cama nunca más.

Cuando se contempla en lo que se ha convertido la Cuba de Castro, casi dan ganas de bendecir la dictadura de Pinochet. Esa es una más de las tantas culpas del dictador moribundo y de su hermano, heredero al trono de esa monarquía hereditaria tan querida por nuestros progres patrios. Hoy, en el día de los Derechos Humanos, los camorristas a sueldo de los hermanos Castro han vuelto a actuar contra una manifestación pacífica que pedía, entre otras cosas, que se respetara su derecho a manifestarse por las calles de La Habana sin que ningún grupo de desechos humanos se lo impidiera por la fuerza.

Posiblemente éste sea un aviso de que la represión en Cuba sigue a su máximo nivel, para que nadie se confíe por el mero hecho de que el dictador oficial seguramente no vaya a salir de la cama nunca más. Ya prohibieron a Guillermo Fariñas recoger un premio en Alemania a su labor en defensa de esos derechos, entre los que se encuentra la libertad de acceder a Internet sin que los gobiernos pongan trabas. Libertad que, como todas las demás, es sistemáticamente negada en esa Cuba que tanto adoran quienes padecen de hemiplejía moral y no juzgan los hechos, sino que catalogan en izquierda y derecha a personas, partidos y regímenes, bendiciendo sus acciones si son de izquierdas y condenándolas si son de derechas.

Cuba se prepara para que el hermano herede un país de esclavos y presos. Mientras, en España algunos parece que se preparan para llorar la muerte del tirano de izquierdas, tras alegrarse hoy de la muerte del dictador de derechas. Y aún se creerán superiores moralmente al común de los mortales.

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