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EDITORIAL

Lo que Bermejo y Pumpido dicen estando sobrios

No han sido los proetarras de ANV los que han alegado en su defensa que "no están haciendo nada en campaña muy distinto a los demás". Quien ha dicho literalmente eso, estando además completamente sobrio, es el mismísimo ministro de Justicia.

Tiene razón Eduardo Zaplana al denunciar que la denigrante expresión de "Guantánamo electoral" para referirse a la ley de partidos no es original de los proetarras de ANV, sino del Fiscal General del Estado, Cándido Conde Pumpido. Sin embargo, también hay que recordar que cuando el Fiscal General dijo aquello de que la "Justicia no debe obstaculizar procesos políticos" no hacía más que recurrir a una subversiva expresión que la propia ETA había utilizado poco antes en uno de sus comunicados donde exigía garantías de que "ninguna ley, ni ordenamiento jurídico ni Constitución fuera obstáculo" a los trapicheos entre el Gobierno del 14-M y la organización terrorista que ambos califican de "proceso de paz".

Aunque Conde Pumpido también parafraseara en su día a Arnaldo Otegi al mostrar su rechazo a la sentencia del Supremo en el caso de Henri Parot alegando que "iba a traer problemas", lo relevante ahora no es la originalidad de las expresiones, sino la denuncia del surrealista e infame grado de alineamiento entre la Fiscalía y ETA, que ya se ha producido en otras muchas ocasiones en sede judicial y que alcanza incluso el terreno del lenguaje.

Asimismo cabe señalar que, tras la detención de ayer de un candidato de ANV por irrumpir violentamente en un programa de la televisión autonómica ETB, no han sido los proetarras los que han tenido la desfachatez de alegar que "no están haciendo nada en campaña muy distinto a los demás". Quien ha dicho literalmente eso, estando además completamente sobrio, es el mismísimo ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo.

Decimos lo de "sobrio", no sólo porque, como en el caso de Conde Pumpido, ese era el estado de Bermejo en el momento de sus infamantes y delirantes declaraciones, sino también porque en ellas el ministro de Justicia venía también a insinuar que Aznar estaba ebrio cuando, el martes, criticó en Calatayud la política "anti-terrorista" del Gobierno.

Lo que vino a constatar Aznar en Calatayud –cuyos vinos, ciertamente, tienen denominación de origen– no fue más que una dramática realidad, como es que la presencia de ANV supone una vuelta de ETA a las instituciones y que, al día de hoy, el único partido que se ha comprometido con la ilegalización de este reactivado disfraz de los proetarras es el Partido Popular. Constatar esto no es síntoma ni de embriaguez; ni siquiera de exageración.

Por el contrario, decir que los proetarras de ANV "no están haciendo nada en campaña muy distinto a los demás" es un cómplice dislate, a no ser que esté reconociendo inconscientemente la culpabilidad de otros partidos políticos distintos al disfraz de ETA-Batasuna en las agresiones que han sufrido algunas sedes y candidatos del Partido Popular fuera del País Vasco. Unas agresiones cuya condena han eludido tanto Bermejo como el Gobierno de ZP con tantas evasivas como las que han utilizado los maquillados candidatos de ANV para no tener que condenar la de ETA.

La realidad, en definitiva, es que estamos gobernados por unos radicales que, pese al aforismo latino de in vino veritas, no dirían la verdad ni borrachos.

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