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Ignacio Villa

La impunidad del terrorismo

Hay que reconocer que coherencia no les falta: si para Zapatero el asesinato de dos personas en Barajas fue un accidente, es normal que un artefacto explosivo junto a un coche lo consideren algo así como el producto de la rabieta de un colegial.

Después de dos semanas, estamos ya en las últimas horas de la campaña electoral de las elecciones municipales y autonómicas, cuyo resumen se podría titular así: ETA-Batasuna le ha ganado la batalla al Gobierno. Los comicios del 27 de mayo se van a convertir en la certificación de que los terroristas han conseguido todo lo que han querido del Gobierno hasta el momento. Es más, han logrado que se les conceda una impunidad que nunca habían alcanzado en estos años de democracia.

El último ejemplo ha sido este jueves. El candidato socialista al Ayuntamiento de Guetaria, Joseba Elola, ha sufrido un atentado en su coche. El artefacto no ha funcionado correctamente, pero fuentes de la investigación han explicado que si lo llega a hacer el coche del militante socialista hubiera saltado por los aires. Inmediatamente, el PSOE y sus dirigentes han salido en tropel minimizando el hecho, afirmando que lo ocurrido no se puede catalogar como un atentado terrorista sino como un simple acto de terrorismo callejero. Hay que reconocer que coherencia no les falta: si para Zapatero el asesinato de dos personas en el parking de Barajas fue un accidente, es normal que un artefacto explosivo junto a un coche lo consideren algo así como el producto de la rabieta de un colegial.

Lo cierto es que, más allá de la carga explosiva y del mecanismo del artefacto, lo ocurrido este jueves en las calles de Zarauz con el candidato a la alcaldía de Guetaria es una demostración más de la fuerza renovada de ETA ante la presencia de Batasuna en las elecciones del próximo domingo. Los terroristas han conseguido el control absoluto de la situación. Miden los tiempos, amenazan, apuntan, amagan y deciden lo que hacen y deshacen. Zapatero les ha cedido el terreno y los ha fortalecido. Y además se sienten impunes.

Ante un claro atentado cuyos efectos podrían haber sido demoledores, Blanco ha salido a la palestra negando su naturaleza para intentar minimizarlo. Por supuesto, también ha añadido el ataque furibundo y fuera de tono con el que acompaña todas y cada una de sus apariciones públicas, como si de esa forma justificara su nueva demostración de cobardía. Es desalentador que todo el discurso del aparato socialista se encamine a desactivar políticamente los efectos de un atentado terrorista. No les preocupa los posibles efectos, terribles, del crimen; lo único que les inquieta es que deje demasiado en evidencia su rendición ante los terroristas.

En todo caso, que nadie se llame a engaño. Lo que esta sucediendo ahora es sólo el principio; a partir del lunes, la cuesta abajo va a aumentar la pendiente aún más. Si Zapatero y su Gobierno han cedido todo lo que han cedido sólo para llegar a las elecciones municipales y autonómicas, no hace falta ser muy imaginativo para figurarse hasta donde está dispuesto a llegar Zapatero con tal de que alcanzar las elecciones generales de 2008.

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