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Carlos Rodríguez Braun

Sarkozy protege y combate

Lo que ya riza el rizo es esto de que el Estado luche contra la deuda pública, que es totalmente responsabilidad suya. Es como si Drácula luchara contra los vampiros.

Leo en El Mundo: "Sarkozy inicia su plan de privatizaciones para combatir la deuda pública". Y en El País: "Sarkozy ha logrado eliminar la prioridad de la libre competencia a favor de los objetivos de la economía social de mercado y el pleno empleo. El presidente francés empieza a cumplir así su promesa de que Europa proteja a sus ciudadanos".

Es propio del pensamiento único antiliberal el calificar las medidas políticas como "lucha", para conferirles una suerte de prima de legitimidad a la hora de recortar bienes y libertades: es para "luchar" contra toda clase de males, desde la obesidad hasta el clima.

Jamás se reconoce la posibilidad de que el Estado ocasione inconvenientes con sus luchas: siempre se supone que mejora las cosas, que están mal por culpas ajenas, generalmente por culpa de la libertad individual. Pero lo que ya riza el rizo es esto de que el Estado luche contra la deuda pública, que es totalmente responsabilidad suya. Es como si Drácula luchara contra los vampiros.

Tampoco hay fundamento técnico, porque si las empresas públicas se privatizan, ello equivale a descontar flujos de gastos e ingresos futuros, que se incorporan a las condiciones de venta. Es decir, teóricamente la privatización no afecta la deuda pública. Mucho menos, claro está, "combate" contra ella.

En cambio, combate contra el sentido común el afirmar que la intervención en los mercados es "social", contribuye al pleno empleo y protege a los ciudadanos. No es social sino política, y genera ineficiencia, con lo que conspira contra el pleno empleo.

En cuanto a la protección, es interesante que desde hace siglos las trabas a la competencia reciban el abnegado nombre de "proteccionismo". No está claro que el proteccionismo proteja, y cabría argumentar que su influencia es, a la postre, nociva para quienes pretende amparar. Pero sea esto como fuere, lo que no puede decirse es que la menor libertad proteja a los ciudadanos, porque obviamente son ellos los que pagan los costes en términos de ineficiencia, precios más elevados y decisiones forzadas. Por tanto, si Sarkozy, o "Europa" o cualquier figura individual o colectiva que encarne la coacción política y legislativa limita las libertades económicas, puede que proteja a alguien, pero nunca a los ciudadanos.

En Libre Mercado

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