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Serafín Fanjul

Una alianza eficaz

Somos objetivo primordial de los terroristas islámicos independientemente de que tuviéramos, o no, tropas en Iraq. Las bandas fanatizadas no precisan de motivos, les basta con esgrimir pretextos.

La muerte de seis soldados en Líbano en acción de guerra no reconocida por el Gobierno que los despachó para allá, el asesinato de siete turistas en Yemen, los atentados con víctimas en Afganistán (incluido el misterioso "accidente" del helicóptero: a la vista del significado del termino "accidente" para Rodríguez se comprende que lo denominen así) o los muertos salpicados aquí y allí en distintos países islámicos de vez en cuando por obra de criminales alevosos cuya bandera es el islam (Marruecos, Egipto, Turquía) durante los últimos años, nos recuerdan que somos el centro de una diana cuya máxima expresión se concreto el 11 de marzo de 2004. Una estrategia de hostilidad y acoso que de continuo se manifiesta en el descubrimiento de células islamistas dentro de nuestro propio territorio.

Somos objetivo primordial de los terroristas islámicos independientemente de que tuviéramos, o no, tropas en Iraq. Las bandas fanatizadas no precisan de motivos, les basta con esgrimir pretextos. Y los exhiben con el convencimiento y falta de dudas de los necios: un día fueron los escasos soldados que se enviaron a colaborar en la pacificación de Iraq; otro son Ceuta y Melilla (tierras usurpadas al islam y bla, bla); al siguiente el juicio de guante blanco que se sigue contra los moros acusados por el 11-M, pero al otro la pertenencia al Mundo Occidental, con toda la corrupción que eso implica, nos resitúa en el punto de mira; Afganistán, el Líbano, la renuencia (escasa) a aflojar mas el bolsillo para subvencionar a los inmigrantes musulmanes en cuanta apetencia tengan, el no concederles ya, ya mismo, el régimen jurídico especial y de ventaja que les venga en gana...Todas son razones de gran calibre para odiarnos a muerte y celebrar alborozados cualquier desgracia que nos ocurra o ellos nos dediquen.

Y, sobre todo, al-Andalus, nuestra sempiterna culpa. Al-Andalus dejo de ser un venero de gimoteos para poetas malos y recupero su prístino carácter de meta concreta a conseguir gracias a la incompetencia de nuestra administración para controlar la inmigración, contando con la bobalicona complicidad de oenegés y progres en general y, a ser posible, con nuestro dinero, por las mil y una vías en que se puede ordenar a esta vaca tonta que es el Estado Español (rememoración siniestra cuando Hacienda acaba de hacernos el manos arriba de todos los años).

Pero Rodríguez –como Clodomiro el Najo, el de la canción de Mejía Godoy– tiene un truquito y su Pánfilo de Exteriores anda por ahí con el silbidito afianzándose el argumento para no olvidar la letra, porque si no, sabe Dios. Siempre idéntico estribillo: dialogo, dialogo, dialogo y, de colofón final, Alianza de Civilizaciones. A veces intercala un verso suelto que rima poco y mal y se le escapa que si no queremos otro 11-M debemos tragar con Marruecos cuanto el sultán y su corte de mafiosos nos quieran imponer, abriendo así ominosos interrogantes nunca respondidos. Pero la música general coincide de maravilla: Irán, Arabia, Marruecos, Siria son amigos del alma que jamás nos harán mal. Lo mismo que con las pistolas robadas por la ETA en Francia: Rodríguez y compañía fueron los últimos en enterarse (eso decían), la emboscada de Mary Uyun, imposible sin la complicidad al menos de Hizb Allah y Siria, se transmuta en otro misterioso accidente más de la política exterior de Rodríguez.

Ahora, Pánfilo de Santa Cruz deja muy clarito que los asesinatos del Yemen ninguna relación guardan con los del Líbano. Bueno esta, este hombre debería ganarse la vida como arúspice o profeta. Es un hacha, el tío. "No iban a por españoles, sino a por turistas occidentales" nada mas. Es un consuelo saber que nos odian y asesinan por una variada gama de motivaciones, todas ellas justificadísimas: somos hispanos, europeos, neolatinos, occidentales, cristianos en mayoría abrumadora (mal que pese a los aliadocivilizatorios), de raíz cultural judeocristiana, deudores del Derecho Romano y del Germánico, de la filosofía griega y el humanismo cristiano, sumados peor o mejor a la Modernidad y aficionados al jalufo, las morcillas y el tintorro como cimas que son de la cultura humana. O sea, llevamos todas las papeletas en la rifa para seguir recibiendo atenciones de unos u otros terroristas islámicos, ya sunníes de al-Qaida, ya chiíes de Hizb Allah. Es una suerte que Pánfilo nos aclare que esta vez mataron españoles por ser turistas. Quien les manda.

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