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EDITORIAL

Bono, ahora de sustituto de Marín

No parece que sustituir a Marín vaya a estar a la altura de las ambiciones de José Bono, especialmente cuando no es ni mucho menos seguro que Zapatero vaya a ganar de nuevo las elecciones.

Desde que Rajoy pusiera en primera línea del debate sobre el estado de la Nación el fracaso de Zapatero en sus tejemanejes con ETA, todos los esfuerzos del presidente del Gobierno han ido encaminados a desviar la atención. El líder del PP quiso recordar a todos los españoles cuál ha sido el asunto principal de esta legislatura y en qué va a incidir de aquí a las elecciones generales. Consciente del peligro, Zapatero ha querido moverse para llegar a las vacaciones dando la sensación de que aún tiene proyectos y que no es cierto que esta legislatura esté acabada, como dio a entender el jefe de la oposición y es una sensación cada vez más generalizada entre la opinión pública. De ahí los nombramientos del viernes y de ahí el anuncio de que Bono será cabeza de lista por Toledo y presidente del Congreso en el supuesto de que los socialistas ganen las elecciones.

Aún no sabemos si el manchego aceptará el encargo o si mareará la perdiz para finalmente negarse, como hizo con la propuesta de disputarle a Gallardón la Alcaldía de Madrid. Es posible, no obstante, que en esta ocasión se sienta más tentado a dar el sí, pues sin duda le conviene disponer de un escaño en el caso de que el PSOE pierda y pueda optar a dirigirlo, sustituyendo a Zapatero. En cualquier caso, esta nueva filtración a los medios de Polanco pone de manifiesto que el presidente del Gobierno está en campaña, por más que se niegue a adelantar las elecciones o, al menos, a reconocer que lo hará.

La rehabilitación de José Bono ha sido rápida. Ha pasado semana y media desde que la Sala de Saavedra y Bacigalupo echara abajo la condena a los policías que, siguiendo la doctrina "si el ministro ha dicho que le han pegado, le han pegado y eso no se cuestiona", detuvieron sin pruebas de la existencia del delito a dos manifestantes cuya única culpa era ser del PP y salir cerca de Bono en una fotografía. Aún estamos a la espera del texto de la sentencia, una tardanza que parece indicar que quizá estemos ante una decisión a la espera de argumentos en los que basarla, y no un fallo tomado a partir de razones de peso.

No cabe duda del tirón popular del político manchego, pese a su desastroso paso por el Gobierno de Zapatero y su salida por la puerta de atrás. Es normal que el presidente quiera al que fuera su rival por el liderazgo del partido en un puesto en el que no le moleste demasiado pero le permita aprovecharse de él para ganar votos. No obstante, no parece que sustituir a Marín vaya a estar a la altura de las ambiciones de José Bono, especialmente cuando no es ni mucho menos seguro que Zapatero vaya a ganar de nuevo las elecciones. Esto de los nombramientos, como dijo Montilla, "parece que se hace después de ganar las elecciones". Razón de más para tratarlo como lo que es: una cortina de humo.

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