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Luis del Pino

Las tarjetas de Morata

O fue la Policía quien entregó esa factura a Sindhu a posteriori de los atentados, o alguien ordenó a Sindhu hacer esa única compra a Uritel 2000 antes del 11-M, lo cual sería todavía peor

Casimiro García Abadillo expone hoy en El Mundo el cúmulo de contradicciones, ocultaciones y omisiones en que incurren el sumario y las declaraciones efectuadas durante la vista oral a la hora de certificar el dato de que siete tarjetas se encendieron bajo la BTS de Morata de Tajuña el día anterior al 11-M.
 
Ese dato es fundamental para la versión oficial, porque en él se basa toda la historia de que fue El Chino quien montó las bombas en su casa de Morata, usando unas tarjetas compradas a Jamal Zougham. Y, sin embargo, ese dato tan fundamental no aparece acreditado por ninguna parte, como bien señala García Abadillo: ni en la documentación aportada por Amena, ni en las declaraciones de testigos... Nada de nada. Además, como se resume en el artículo de El Mundo, las contradicciones en los informes policiales son infinitas en todo lo que rodea a ese episodio. Sólo hay constancia de la activación de una única tarjeta en Morata. Y hasta sobre esto habrá mucho que hablar en el futuro próximo. Pero no adelantemos acontecimientos...
 
Tan sólo una adición al artículo de Casimiro de hoy. Se supone que la tarjeta de la mochila de Vallecas estaba incluido en un lote de 30 teléfonos vendido por la empresa Uritel 2000 al bazar Sindhu Enterprise. Sin embargo, esa historia presenta también muchos puntos oscuros, como ya resumimos en su día en el capítulo Los intocables de Los enigmas del 11-M: resulta extraño que Uritel 2000, un proveedor mayorista de gran envergadura, venda un lote de teléfonos de forma directa a un bazar de barrio; resulta extraño que ésa sea la única venta que Uritel 2000 hizo a ese bazar; resulta extraño que ese bazar compre ese único lote a Uritel 2000 a un precio superior, en lugar de comprarlo a su intermediario habitual, del que obtenía los teléfonos a precio más bajo; resulta extraño que la tarjeta de la mochila de Vallecas pertenezca a ese único lote que compró Sindhu Enterprise donde se identificaban los números de las tarjetas (ya que en todas las restantes facturas de compra de Sindhu los números de las tarjetas no constan).
 
En fin, que esa supuesta compra de Sindhu a Uritel 2000 apesta. O fue la Policía quien entregó esa factura a Sindhu a posteriori de los atentados, o alguien ordenó a Sindhu hacer esa única compra a Uritel 2000 antes del 11-M, lo cual sería todavía peor.
Es una pena que nadie haya llamado a declarar a los contables de Uritel 2000, para que certifiquen la validez de esa factura. O que nadie haya conseguido localizar a Lorenzo, el comercial de Uritel de origen italiano que supuestamente vendió ese lote a Sindhu.
 
Como también es una pena que nadie haya identificado a ese misterioso proveedor ("Sra. Ami Juan") que vendió a Sindhu Enterprise un lote de 100 tarjetas (sin terminal telefónico) el 28 de febrero de 2004.

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