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José García Domínguez

Daniel Sirera

Es un gran póster en el que una pareja se besa apasionadamente bajo la frase: "Con dos lenguas nos lo pasamos mejor".

Lo confieso: hoy, contraviniendo el mandato que me impuse desde el día que firmé mi primera columna en Libertad Digital, he estado tentado de dedicar el artículo a elogiar la figura personal y política de un dirigente del Partido Popular: Daniel Sirera, un hombre al que conozco, en el que confío y en quien creo. Aunque, al final, no lo voy a hacer. Mejor dejemos la labor del reparto de las flores a los grandes amigos de Piqué y Vendrell hasta el viernes por la tarde, esos mismos a los que ya el sábado por la mañana les faltaba tiempo para poner en práctica la añeja máxima tan española de "al moro muerto, gran lanzada".

Por lo demás, uno le habría recomendado a Sirera que guardase una copia del If de Kippling en el primer cajón de la mesa de ese despacho de la calle Urgel desde donde va a tener que contemplar el páramo desolado que le acaban de legar por toda herencia. Pero como eso ya lo hizo Aznar en La Moncloa, prefiere resumir aquí la primera página de otro libro. Uno autobiográfico que escribió Elsa Maxwel y que debiera ser de lectura obligatoria para todos los militantes del Partido Popular de Cataluña.

Es el que empieza con un anciano dirigiéndose así a su hija poco antes de morir: "No tienes nada que te cualifique para triunfar. Primero: no eres guapa y no lo serás nunca. Segundo: no tienes un nombre, o sea, que solamente tendrás que el que te hagas tú misma. Tercero: no tienes dinero porque yo no te dejo ninguno en absoluto, así que entras desnuda en la vida."

Ese mismo que continúa luego con el moribundo dictándole su testamento oral, que sería breve, pues se resumía en esta máxima: "Nunca tengas miedo de 'ellos', porque 'ellos' no existen... No existen ni siquiera cuando están sentados sobre un trono y las muchedumbres les aplauden. Recuérdalo siempre: no existen. Lo único que existe es el miedo a lo que 'ellos' puedan decir, hacer o pensar."

Y es que ahí empieza y acaba todo lo que necesitaría conocer Sirera para salir airoso de la enorme responsabilidad que acaba de recaer sobre sus espaldas. Si no lo supiese ya, que lo sabe y me consta. Por eso, porque lo sabe mejor que nadie, el cartel que tanto los escandaliza a "ellos" cuando pasan por delante de su despacho en el Parlament seguía allí, en su mismo sitio de siempre, después de que él se supiera presidente del PPC. Es un gran póster en el que una pareja se besa apasionadamente bajo la frase: "Con dos lenguas nos lo pasamos mejor".

Estoy seguro, no fallará.

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