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Amando de Miguel

Fraseologías y curiosidades

Lo de la "manta" de las iglesias navarras era bien conocido. Lo de que en la de Tudela figuraba un "Rodríguez Zapatero" es todo un descubrimiento. Acabáramos.

Carlos Sánchez-Marco aporta una curiosa historia que explica la misteriosa expresión de "tirar de la manta" (= descubrir algo oculto de carácter vergonzoso), se confirma lo que cuenta José María Iribarren en diversas iglesias Navarras:

Tras la expulsión de los judíos de Navarra en 1498, unas ciento ochenta familias prefirieron no marcharse y optaron por quedarse en Tudela aceptando de buen o mal grado el bautismo y constituyendo el grupo de los "cristianos nuevos". Durante el siglo XVI, una época de expansión y riqueza, los descendientes de aquellos judíos convertidos no estuvieron mal considerados e incluso en 1561 algunos vecinos solicitaron de Felipe II que se les consintiera obtener oficios reales y públicos y beneficios en las iglesias.

Sin embargo, la crisis del siglo XVII quebró esta tolerancia. A falta de otra cosa de la que presumir, los cristianos viejos se vanagloriaban de su "limpieza de sangre" por lo que en 1610 se acordó colgar en la Capilla del Cristo del Perdón de la Catedral de Tudela (Navarra) un gran lienzo con los nombres de los convertidos de Tudela "para que con el tiempo no se obscurezca y extinga la memoria de los antepasados y se sepa y pueda distinguir la calidad de los hombres nobles".

En la Sinagoga del Claustro románico de la Catedral de Tudela cuelga actualmente una reproducción de la Manta de 1610 en donde se inscriben en tres columnas los nombres y apellidos de las personas judías que se convirtieron al cristianismo. Figura en el último lugar de la columna central Juan Rodríguez Zapatero.

Lo de la "manta" de las iglesias navarras era bien conocido. Lo de que en la de Tudela figuraba un "Rodríguez Zapatero" es todo un descubrimiento. Acabáramos.

A propósito de la expresión "tirar de la cadena", Antonio Izquierdo recuerda que, de estudiante, estuvo interno en un colegio. Su habitación estaba al lado de los servicios. Así que el hombre pensó que le había tocado "cadena perpetua" por el continuo ruido de la cisterna.

Lo de "tirar de la cadena", Ignacio Frías lo entiende como un "cambio semántico por causas históricas". La frase se conserva pero desprendida de su significado literal. Otros ejemplos son, según don Ignacio, el "átomo" (que sí se puede dividir), la "pluma estilográfica" (que ya no es de ave), la "nevera" (que no enfría por la nieve o el hielo), el "mechero" (sin mecha), el "brasero" (eléctrico, sin brasas).

Luis Argüello sostiene que lo de "tirar de la cadena" no es más que un arcaísmo, como las "columnas" de un medio digital, las "tiendas" de un centro comercial o el hecho de "encender" la calefacción eléctrica.

Ignacio Frías me cuenta la interesante historia de la "media naranja" que asociamos a la pareja, al otro cónyuge:

Con antecedentes en Empédocles, lo narra Platón. En El banquete pone en boca de Aristófanes el relato según el cual en principio existieron sobre la tierra unos seres en quienes extrañamente se mezclaban la naturaleza varonil y la femenina. Caracterizado por su dualidad, cada ser tenía dos caras en una misma cabeza, cuatro manos y otras tantas piernas, cuatro orejas y dos sexos. Su fuerza y vigor eran prodigiosos. Tan prodigiosos que, poseídos de sí mismos, ambicionaron escalar el cielo e invadir la morada de los dioses. Mal podrían éstos consentirlo, pero tampoco querían deshacerse de los hombres y aniquilarlos, privándose entonces de los honores y ofrendas que de ellos recibían. Necesitados, pues, de los mortales, pero temerosos de su pujanza, los dioses olímpicos, con Zeus a la cabeza, decidieron cortarlos por la mitad, duplicando así su número, a la vez que le restaban a cada uno la mitad de su poder.

El corte desdobló la naturaleza del ser primitivo y dejó al hombre y a la mujer resultantes con la oscura convicción de que el suyo no era más que medio ser. Tras el corte, quedó en cada mujer y en cada hombre el anhelo de reunirse con la otra mitad –su media naranja–, que lo complementaría de nuevo. Quedó el afán constitutivo de formar un solo ser, entero y cabal, con el ser ajeno. De tal manera que el amor sería así nada menos que expresión de una insuficiencia metafísica. Probablemente, lo es.

La historia es muy curiosa, pero psicológicamente errada. Al emparejarse, uno no busca la "media naranja" (su otro igual), sino el otro complementario. Incluso en la pareja homosexual uno de ellos da el tipo masculino y el otro el femenino.

Respecto a las denominaciones jocosas del cónyuge, más particularmente de la esposa, Juan Ponce aduce que una muy divertida es "la encíclica". Se refiere a que la esposa es "madre y maestra", como la famosa encíclica de Juan XXIII.

José María Sánchez se refiere a "la santa" o "la parienta" como otras alusiones felices para designar a la esposa.

José María Navia-Osorio comenta la frase "sacar la lengua a pasear", que en la versión asturiana es "sacar la lengua a pacer" (= pastar). Es extraño que una cultura oral, como es la española, considere despectiva la locuacidad. Sancho Panza, el héroe nacional, no solo era locuaz sino lenguaraz y parlanchín.

A propósito del dicho de mi pueblo, "en Pereruela todo lo que vuela, a la cazuela", Jaime Lerner (Tel Aviv, Israel) me aporta otro: "Todo bicho que camina va a parar al asador". En su caso exceptúa a los cerdos, vitandos para los judíos ortodoxos. Con todo, don Jaime me notifica que en Israel está permitida la cría y venta de carne porcina, que cada vez se consume más por la población judía. Lo mismo se puede decir de los "frutos de mar" –tradicionalmente prohibidos por la Biblia–, lo que en España llamamos "mariscos", e incluye los moluscos. Precisamente tengo yo una modesta teoría. El desproporcionado aprecio que existe en España por el jamón o el marisco se debe a que eran alimentos de los que hacían gala los cristianos viejos. De esa forma se distinguían ostentosamente de los judíos. Es un ejemplo de la comunicación no verbal.

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