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Thomas Sowell

¿Ha sido derrotado el derrotismo sobre Irak?

Otra muestra reveladora de que las noticias de nuestra derrota se han exagerado es que ha comenzado a mostrar algunas fisuras el sólido frente que formaban los principales medios de comunicación censurando cualquier noticia positiva procedente de Irak

Si bien la victoria en Irak se exageró al principio, en estos momentos hay señales que apuntan a que la derrota se está exagerando también. Una de las primeras muestras la dio el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, al decir que no podía sentarse a esperar al informe que emitirá en septiembre el general David Petraeus sobre las condiciones en Irak e intentar obtener un mandato inmediato del Congreso para retirar a las tropas del país.

Habiendo esperado ya durante años, ¿por qué no podía hacerlo un par de meses más al informe del general que se encuentra en el escenario? ¿Por qué era tan urgente que los políticos de Washington declararan a 13.000 kilómetros de Irak que el incremento de soldados era un fracaso? La respuesta más obvia es que el senador Reid teme que no lo sea, porque los demócratas lo han apostado todo, incluyendo sus posibilidades de ganar las elecciones de 2008, a una derrota norteamericana en Irak.

El senador Reid tenía que adelantar la derrota antes de que el general Petraeus pudiera informar de progreso alguno. El fracaso del líder de la mayoría a la hora de obligar al Senado a hacerlo sugiere que no había los suficientes convencidos de que declarar ahora la derrota es la estrategia política más acertada. Un optimista podría incluso esperar que algunos de los senadores pensasen que era malo para el país.

Otra muestra reveladora de que las noticias de nuestra derrota se han exagerado es que ha comenzado a mostrar algunas fisuras el sólido frente que formaban los principales medios de comunicación censurando cualquier noticia positiva procedente de Irak y centrándose exclusivamente en las bajas norteamericanas bajo la excusa de "honrar a las tropas". Una de las grietas más reveladoras ha aparecido en, quién lo iba a decir, el New York Times, que durante toda la guerra ha utilizado tanto sus reportajes como sus páginas de opinión para minar la guerra de Irak y presentar la situación como desesperada.

Pero un artículo de opinión del New York Times del 30 de julio firmado por dos académicos de la izquierdista Brookings Institution –Michael E.O'Hanlon y Kenneth M. Pollack– pinta ahora una imagen muy distinta, basada en su investigación real sobre el terreno en Irak tras el incremento de efectivos militares americanos bajo el general Petraeus. No es un panorama halagüeño en ningún sentido. Nunca hay muchos escenarios esperanzadores en ninguna guerra. Pero O 'Hanlon y Pollack informan de algunos progresos serios.

“Hoy”, informan, "la moral está alta" entre las tropas americanas y "las cifras de bajas civiles descienden marcadamente desde que comenzara el incremento”. En las dos ciudades del norte de Irak que visitaron, "los soldados norteamericanos se limitan a unos pocos centenares porque los iraquíes han tomado la responsabilidad" de proporcionar la seguridad. También dicen que "sólo en unos pocos lugares encontramos a oficiales norteamericanos que se quejaran de que sus formaciones iraquíes resultaran inútiles, algo que era la norma, no la excepción, en un viaje anterior a Irak a finales del 2005".

En los últimos seis meses, informan O'Hanlon y Pollack, "los iraquíes han comenzado a hacer frente a los extremistas". En Ramadi, en donde los marines americanos estaban "luchando cada metro" de territorio hace sólo unos cuantos meses, "la semana pasada recorrimos las calles sin chaleco antibalas”.

La victoria no es inevitable, no más de lo que era cuando las tropas norteamericanas y británicas aterrizaban en Normandía en 1945. El general Eisenhower incluso guardaba en su bolsillo una declaración escrita en la que asumía su total responsabilidad en caso de fracaso.

Pero la victoria no se define de la misma manera en Irak que en la Segunda Guerra Mundial. Las tropas norteamericanas no necesitan permanecer en Irak hasta que el último vestigio de terrorismo haya sido barrido. El momento en que será seguro empezar a salir es el momento en que las fuerzas del ejército y la policía iraquíes sean lo bastante fuertes para continuar la lucha contra los terroristas por su cuenta. Y su llegada depende de la velocidad del progreso actual y el tiempo que se prolongue, no de lo mucho que los demócratas o sus aliados mediáticos necesiten una derrota americana antes de las elecciones de 2008.

O'Hanlon y Pollack advierten que "la situación en Irak sigue siendo difícil", pero concluyen que "hay suficientes cosas buenas sucediendo en Irak como para que el Congreso planifique mantener la misión al menos durante 2008”. Sin embargo, el 2008 podría tener un significado completamente distinto para los políticos que para estos expertos de la Brookings.

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