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Isabel Durán

Las nuevas exigencias terroristas

Cheroki y Arbulu exigen ahora que ZP les haga llegar tres millones de euros mensuales si no quieren que envíen cartas de extorsión a los empresarios y que el PSN plantee una moción de censura a Miguel Sanz.

El Gobierno de Zapatero intenta negociar a la desesperada con los etarras. Son ya ocho, si no más, las reuniones que se han producido con la banda terrorista desde la ruptura del alto el fuego el pasado 6 de junio. La última de ellas, sin ir más lejos, tuvo lugar el viernes 3 de agosto a las diez de la mañana en Dax, taurina localidad gala en la que el maestro José Tomás cortaba una oreja una semana después.

De la mano del ex responsable de la ilegalizada Gestoras Pro Amnistía, Juan María Olano, acudía el portavoz parlamentario del PSE y secretario general de los socialistas vizcaínos, José Antonio Pastor, diestro en las lides terroristas dado que es habitual de los chalaneos etarras desde que se vienen plasmando negro sobre blanco en papel firmado los acuerdos alcanzados. El nuevo valedor, véase "hombre de paz" en el léxico zapateril, es ahora el citado Olano, un clásico opuesto al depuesto Otegi, devaluado por su "fracaso" ante los ojos de la cúpula terrorista.

Otra novedad más. El listón del chantaje etarra se adapta a las circunstancias. Cheroki y Arbulu exigen ahora que ZP les haga llegar tres millones de euros mensuales si no quieren que envíen cartas de extorsión a los empresarios y que el PSN plantee una moción de censura a Miguel Sanz. Por pedir que no quede.

Por su parte, el Gobierno se dedica públicamente a asustar a los españoles con la "certeza" de la comisión de un brutal atentado al tiempo que se pone las medallas de unas importantes detenciones en Francia que no le corresponden, ya que se han producido por el monumental cabreo de la juez Laurence Le Vert al negársele los datos de dos de los números de teléfono que portaban los negociadores de ETA detenidos en suelo francés con la pistola en la mano.

Es decir, este revuelto verano, climatológica y políticamente hablando, está siendo terreno abonado para una negociación gubernamental literalmente a la desesperada con los criminales independentistas de la ultraizquierda vasca y la emisión de mensajes distorsionadores sobre el chalaneo etarra. El Ejecutivo, al unísono con el PNV, aprovecha el relajo del estío para filtrar su maquillada versión sobre lo pactado con los terroristas antes de la ruptura de la tregua trampa, al tiempo que oculta sus presentes intentonas de camelarse a los terroristas con fines meramente electoralistas.

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