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Walter Williams

Ecologistas mortíferos

En el 2002, la Academia Nacional de Ciencias calculó que las normas para reducir el consumo de los coches causaron 2.000 muertes extra por accidentes de tráfico cada año.

Con la ayuda de políticos y otros funcionarios gubernamentales, los ecologistas mantienen un programa político que ha costado miles de vidas norteamericanas.

Como consecuencia del Huracán Betsy, que golpeó Nueva Orleáns en 1965, el cuerpo de ingenieros del ejército de los Estados Unidos propuso la construcción de esclusas en el lago Pontchartrain, como las que en Holanda protegen las ciudades de las tormentas del Mar del Norte. En 1977 estaban ya a punto de construirse, pero las organizaciones Fondo de Defensa Medioambiental y Salvemos Nuestros Pantanos solicitaron una orden judicial para paralizar el proyecto.

Según el reciente libro de John Berlau, Eco-Freaks: Environmentalism Is Hazardous to Your Health (Eco-Frikis: el ecologismo es peligroso para su salud), el fiscal federal Gerald Gallinghouse dijo al tribunal que no construir las esclusas podría matar a miles de habitantes de Nueva Orleáns. Pero el juez Charles Schwartz emitió el mandato judicial, a pesar de las pruebas que refutaban que esa construcción fuera a provocar daños medioambientales.

Nos han dicho que el DDT es dañino para animales y seres humanos. Pero Berlau, investigador del Competitive Enterprise Institute, radicado en Washington D.C., afirma: "Ni un sólo estudio que vincule exposición al DDT con intoxicación humana ha sido replicado nunca". En una investigación de largo plazo, varios voluntarios ingirieron 32 onzas de DDT durante un año y medio. 16 años más tarde no sufrían ningún riesgo adicional de padecer problemas de salud.

A pesar de que se ha comprobado que, empleado apropiadamente, el DDT no es peligroso ni para humanos ni para animales, los ecologistas radicales luchan por una prohibición prolongada. Esto ha provocado que millones de personas enfermaran y murieran de malaria, especialmente en África. Tras la Segunda Guerra Mundial, el DDT salvó millones y millones de vidas en la India, el sureste de Asia y Sudamérica. En algunos casos, las muertes por malaria cayeron hasta casi desaparecer. Desde que se prohibiera el DDT, tanto los enfermos de malaria como los muertos por esa causa se han disparado.

Los ecologistas extremistas ven el DDT de un modo distinto. Alexander King, cofundador del Club de Roma, dijo: "En la Guayana, en cuestión de dos años, se erradicó casi por completo la malaria, pero al mismo tiempo la tasa de natalidad se duplicó. Así que mi principal problema con el DDT, visto con perspectiva, es que empeora bastante al problema de población". Jeff Hoffman, abogado ambientalista, escribió en grist.org: “La malaria era en realidad un control natural de la población, y el DDT ha provocado una explosión poblacional masiva en algunos lugares en los que ha erradicado la malaria. Es más, ¿por qué deben tener prioridad los seres humanos sobre otras formas de vida? (...) No veo ningún respeto a los mosquitos en estos comentarios". El libro de Berlau cita muchos otros ejemplos de desprecio a la vida humana por parte de los ecologistas y cómo han convertido a los políticos en sus tontos útiles.

En el 2001, perecieron miles de americanos en el ataque terrorista contra las torres gemelas. En los primeros años 70, cuando se construyó el complejo del World Trade Center, la histeria sobre el amianto acababa de empezar. Los constructores planeaban utilizar AsbestoSpray, un ignífugo que se adhería al acero. La autoridad portuaria de Nueva York cedió a la histeria de los ecologistas sobre el amianto y decidió no usarlo. Se empleó un sustituto inferior como ignífugo.

Tras el ataque, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) confirmó la preocupación de otros expertos acerca de los sustitutos del amianto, concluyendo: "Aún con el impacto del avión y los incendios en varios pisos alimentados por el combustible del aparato, algo que no hubiera sucedido en un incendio normal, probablemente el edificio no se habría derrumbado si no hubiera sido por el material ignífugo empleado”.

Debido a las restricciones al uso del amianto, nuestros buques navales son más vulnerables a nuestros enemigos, un desastre que nos espera entre bastidores. La tragedia de la nave espacial Columbia fue resultado de la exigencia de la EPA de que la NASA no emplease freón en la espuma empleada como aislante térmico.

El Congreso impone por ley normas para reducir el consumo de combustible (estándares CAFE, o Ahorro Medio de Combustible por Empresa) que se traducen en coches más ligeros y más vulnerables a los accidentes. En el 2002, la Academia Nacional de Ciencias calculó que los estándares CAFE causaron 2.000 muertes extra por accidentes de tráfico cada año. En 1999, un análisis del USA Today de datos del Gobierno y el Insurance Institute concluyó que desde que los estándares CAFE entraron en vigor en los años 70, 46.000 personas habían muerto en accidentes a los que probablemente habrían sobrevivido si hubieran estado conduciendo vehículos más pesados.

Nada de esto les importa a los políticos. Son sólo los fanáticos ecologistas quienes reciben su atención, no sus potenciales víctimas.

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