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Amando de Miguel

Asuntos personales

Gabriel García Valenzuela me pregunta si hay algún libro que recoja las contribuciones de este rincón de las palabras en LD. Solo hay uno que incluye los artículos de la primera etapa: La lengua viva (La Esfera de los Libros, 2005).

José María Navia-Osorio sigue con su actitud crítica respecto a mi última lección en la cátedra, cuyo texto he reproducido en este rinconcillo. Resume así su impresión: “[Al igual que en las sinfonías de Bruckner] muchas ideas, muchos esbozos de argumentos para pensar o discutir, pero no veo el bosque, solo muchos árboles”. Hay un punto de acuerdo: “En lo que coincidimos es que en la lengua se encierran muchas cosas que no tienen nada que ver con la lingüística y por eso los profanos opinamos alegremente sobre ella sin rompernos la cabeza con morfemas, lexemas, sintagmas y demás cosas raras que estudiaron mis hijos para compensar no haber leído nunca (o casi nunca, tampoco hay que exagerar) un libro”. Agradezco mucho esas impresiones del facundo asturiano. Espero que pronto vea una segunda versión de mi incursión en la Sociolingüística, desde luego, horra de lexemas, morfemas y pamemas. Espero que se note la influencia de la escuela de San Antonio de Tejas.

Agradezco a José García Aguilar el envío de su libro “Archidona, el habla popular…”. Es un ejemplo de cuántos libros se podrían hacer con el dialecto de los distintos pueblos y comarcas de esta rica España.

Xermán García Cancela me acusa de “ser capaz de repetir la palabra ignaro en veinte de sus artículos para dárselas de ilustrado. La verdad, él [por mí] sí me parece, precisamente, el prototipo de ignaro. En fin, lo que hay que hasé para ganarse unos eurillos […]. Sencillamente patético. ¡Un poco de dignidad, señor De Miguel!”. No comprendo qué mosca le ha picado a don Xermán. Es cierto que empleo a veces la palabra ignaro, que es como el ignorante que resulta culpable de sus lagunas. Es palabra necesaria, pues en este corrillo tratamos muchas veces de las personas cultas que descuartizan el lenguaje. Debo advertir que la escritura de estos artículos (o más bien artejos) de LD es la dedicación menos rentable de todas las que he emprendido. Solo que es una de las que más satisfacciones me ha reportado. Curioso el empleo de “patético”, no lo que conmueve o despierta el sentimiento, sino lo que parece ridículo. Es un anglicismo muy de moda. Lo que no acabo de ver es qué relación se establece entre esta dedicación a conversar sobre cuestiones lingüísticas con la dignidad. A mí este trabajo mío me parece muy digno. Me temo que don Xermán respire por la herida más general de los humanos: la envidia. Solo por eso me resulta simpático.

Gabriel García Valenzuela me pregunta si hay algún libro que recoja las contribuciones de este rincón de las palabras en LD. Solo hay uno que incluye los artículos de la primera etapa: La lengua viva (La Esfera de los Libros, 2005). El resto es literatura volandera; dura el tiempo que permanecen activos los impulsos electrónicos viajantes por la internet. Este es un arte efímero, señores libertarios. ¿Y no sería mejor arte efímera?

Antonio Mesa Muñoz (Málaga) anda preocupado con la ausencia por vacaciones de algunos escritores de LD y contertulios de la COPE. Se pregunta, alarmado, don Antonio si yo también voy a incorporarme a ese derecho vacacional. Tranquilícese, don Antonio (o quizá preocúpese aún más), pues, como podrá comprobar, he continuado en LD y en la COPE durante todo el verano. Otra cosa es que me vaya a Tejas en el primer semestre del año que viene, pero espero continuar con estos ismaeles, pues para la internet no hay distancias.

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