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Ignacio Villa

¡Hasta aquí hemos llegado!

Con Gallardón y Fraga como estiletes, como en los viejos tiempos de Alianza Popular, han conseguido dar mucha gasolina a un Gobierno que en el mes de agosto se encontraba bajo mínimos.

Este mes de agosto no ha sido, desde luego, lo mejor del Partido Popular en la legislatura Zapatero. Y no ha sido lo mejor por varios motivos de distinta importancia, aunque desde luego lo más dañino, lo más perverso y lo más lastimoso ha sido la polémica suscitada por al Alberto Ruiz Gallardón con la inestimable ayuda de Manuel Fraga. Los dos mano a mano han conseguido facilitar polvora fina al enemigo.

Primero fue Gallardón suscitando de nuevo la tormenta sobre su inclusión en las listas de las elecciones generales; una polémica calculada, prevista y ciertamente egoista del Alcalde de Madrid. Y además, cuando esa polémica incitada por el propio Gallardón, ha surgido en un momento en que el Gobierno Zapatero se encontraba acorralado por el caos de infraestructuras en Cataluña, es imposible que nadie lo pueda justificar dignamente. Gallardón, tantas veces enemigo de su propio partido, una vez más insistía en su actitud habitual de torpedeo de los intereses generales del PP.

Más tarde, cuando nadie lo esperaba saltó al primer plano Manuel Fraga. El anciano presidente de honor, que nunca supo pilotar su propia sucesión y que fue incapaz de dejar el poder, no tuvo otra ocurrencia que apoyar a Gallardón deslizando además la idea de que la presencia del Alcalde en el Congreso le situaba en el camino de la sucesión. En fin, para que más historias. Con Gallardón y Fraga como estiletes, como en los viejos tiempos de Alianza Popular, han conseguido dar mucha gasolina a un Gobierno que en el mes de agosto se encontraba bajo mínimos.

Desde entonces en el Partido Popular han sido incapaces de cerrar la polémica. Han hablado muchos, lo han hecho todos en la misma dirección pero la historia ha seguido coleando durante días y dias. Nadie ha sabido dar un golpe en la mesa y decir: ¡Hasta aquí hemos llegado!. Desde luego que las largas vacaciones de Mariano Rajoy han facilitado esta larga e infructuosa polémica; pero especialmente la falta de contundencia de un liderazgo para cortar en seco el maremoto ha provocado este largo numerito de sucesiones que el Partido Popular había enterrado hace muchos años, y que han recuperado en el momento más inoportuno.

Anuncian ahora que el lunes Mariano Rajoy será proclamado candidato a la Presidencia del Gobierno. Bien, parece una estrategia correcta, aunque tardía. Pero no es suficiente. Los Gallardones, Fragas y demás amiguetes de pandilla deberán estar calladitos. Sí realmente dicen defender al Partido Popular, deberán estar en silencio. Centrarse en lo importante y seguir recordando a todos los españoles los muchos desaguisados y desajustes del Gobierno Zapatero. No hay excusas. El Partido Popular debe mantener el orden interno, la legislatura ha sido demasiado dura como para que ahora se pongan a pegar unos con otros. 

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